Tal día como hoy del año 672, hace 1349 años, en la ciudad de Gertici (que los arqueólogos sitúan en el mismo lugar que la actual ciudad de Valladolid —Castilla y León—); un grupo de notables de la monarquía visigoda hispánica nombraban a Wamba como nuevo rey. Wamba era unos de los máximos representantes de una de las diversas facciones cortesanas que desde el inicio de la monarquía visigótica hispánica (siglo V) se habían disputado el trono. Inicialmente fue nombrado por los elementos más destacados de su partido sin embargo, tan solo veinte días después (20/09/672), fue coronado en Toledo (capital de la monarquía visigótica) en una ceremonia que quería tener un carácter de consenso y de unidad.

Desde el inicio de su reinado, Wamba se tuvo que enfrentar a las tensiones territoriales de los dominios visigóticos. Poco después de su coronación (672) ordenó a Flavius Paulus, dux de la Tarraconense que pusiera fin a la rebelión secesionista que había estallado en el extremo nororiental del reino. Pero Flavius Paulus, no solo no combatió aquella revuelta, sino que tomó el liderazgo. En pocas semanas, aquella revuelta inicialmente focalizada en Nimes, se extendió por la totalidad de los conventus (distritos) de la Narbonense (actual Languedoc) y la mitad oriental de la Tarraconense (las actuales Catalunya y mitad norte del País Valencià)

Wamba, que en aquel momento se encontraba combatiendo una revuelta secesionista en Vasconia, priorizó aplastar la revuelta tarraconense; y se dirigió con el grueso de su ejército al Mediterráneo. Después de una campaña militar devastadora —que arrasó Tarragona, Barcelona y Empúries— derrotó a la revuelta. Las fuentes de la época relatan que Flavius Paulus y sus lugartenientes fueron trasladados a Toledo, donde fueron encadenados, vestidos grotescamente y exhibidos por las calles de la ciudad como trofeos de guerra. También se relata que la multitud, que había sido concentrada por orden del poder, les escupió y lanzó basura y excrementos.