Tal día como hoy del año 1707, hace 312 años, en el contexto de la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715), las tropas borbónicas comandadas por Felipe de Orleans (primo segundo de Felipe V) y por James Fitz-James Stuart (duque de Berwick) ocupaban València e iniciaban una durísima represión que se prolongaría durante décadas. Al estallido del conflicto político (1700-1701), las clases mercantiles y populares ―tanto de València como del País Valencià― se inclinaron progresivamente hacia la causa austriacista. Incluso, cuando aquel conflicto que había derivado en una guerra abierta se trasladó a la península Ibérica (1704-1705), la causa austriacista valenciana adquirió un fuerte componente revolucionario.

La capitulación de València venía precedida de la derrota austriacista en Almansa (25 de abril de 1707), que había provocado la derrota de gran parte del ejército de la alianza internacional antiborbónica destinada a defender el País Valencià. València sólo contaba con las tropas de la Generalitat y los voluntarios Maulets (que sumaban unos 6.000 efectivos), y que resultaron del todo insuficientes para parar al ejército borbónico (que concentraba más de 25.000 efectivos). Los mandos borbónicos Orleans, Berwick y Bidal d'Asfeld ordenaron calcinar todos los pueblos que dieran apoyo a los austriacistas y obligaron a las tropas del mando austriacista Joan Baptista Basset a retirarse al Principat.

No obstante, la represión borbónica fue de una brutalidad aterradora. Una vez ocupada València, Felipe V, el primer Borbón hispánico, proclamó: “Se merecen ser sometidos al máximo rigor según las leyes de la guerra para que sirva de ejemplo para todos mis otros súbditos que, a semejanza suya, persisten en la rebelión”. Y las fuentes documentales relatan que los ocupantes perpetraron: “Robos, saqueos, incendios, estragos, atrocidades, tiranías y sacrilegios (...) en Valencia duró más de tres años la persecución con el mismo furor y estrago que al principio, pues no cesó la horca semana alguna en que no se viesen diez y doce en ella que excedieron el número de tres mil hombres los que padecieron semejante castigo”.