Tal día como hoy del año 1493, hace 525 años, Fernando II (conocido como el Católico) soberano de la Corona de Aragón y Carlos VIII, rey de Francia, firmaban en Barcelona un tratado de no agresión que, entre otras cosas, comportaba la restitución de los condados del Rosselló y de la Cerdanya, ocupados militarmente por los franceses desde 1462, al Principat de Catalunya. Los condados norpirenaicos habían sido entregados a la corona francesa por Juan II —el padre y antecesor de Fernando II—, violando todas las leyes y constituciones, como prenda de un préstamo —en forma de dinero, armas y mercenarios— durante las guerras civiles (1461-1486) que el estamento real y sus aliados (clases mercantiles y campesinado de remensa), sostenían contra las clases nobiliaria y eclesiástica.

Juan II, durante su reinado (1458-1479), había continuado la política de sus antecesores Trastámara que, desde que habían accedido al trono catalano-aragonés (1412), estaba marcada por un constante fortalecimiento del poder monárquico en perjuicio de los estamentos nobiliario y eclesiástico. Esta política que pretendía trasplantar el régimen señorial castellano que sublimaba la autoridad del rey, chocaba frontalmente con el régimen feudal catalán articulado sobre el equilibrio de poderes entre los estamentos real, nobiliario, eclesiástico y popular representantes en las Cortes. Durante su reinado estallarían las Revoluciones campesinas de los Remensas (1461-1486) que significarían el principio del fin del régimen feudal en Catalunya.

Mapa de Catalunya (1608). Fuente Archivo de ElNacional

Mapa de Catalunya (1608)

Fernando II, a diferencia de su padre, era un personaje dotado de una gran inteligencia política. Entendió que el fin definitivo de la fractura social no sería posible sin unas políticas satisfactorias para todas las partes. En 1486 sentenciaba a favor de la supresión de los malos usos feudales —principal reivindicación remensa— provocando el derrumbe económico del estamento aristocrático catalán. En 1488, sin embargo, convocaría a la nobleza militar catalana a la campaña de conquista y de saqueo del reino nazarí de Granada. En 1493 conseguiría reintegrar los condados norpirenaicos y en 1495 celebraría cortes y blindaría la relación bilateral entre Catalunya y la monarquía hispánica; satisfaciendo, en ambos casos, las reivindicaciones de todos los estamentos.