Tal día como hoy del año 1930, en París, moría Miguel Primo de Rivera Orbaneja, general del ejército español, líder del golpe de estado militar de 1923 y presidente del Gobierno durante la práctica totalidad del régimen dictatorial (1923-1930). Primo de Rivera había dimitido y había abandonado España poco antes (28 de enero de 1930), después de constatar que había perdido la confianza de sus principales apoyos: el rey Alfonso XIII, las clases latifundistas castellanas y andaluzas, los banqueros madrileños y una parte destacada de las burguesías industriales catalana y vasca. Primo de Rivera murió solo en una habitación de un hotel de París, en extrañas circunstancias, y las causas de su muerte no han sido nunca aclaradas.

Primo de Rivera había llegado al poder el 15 de septiembre de 1923, liderando un golpe de estado militar que puso fin a medio siglo de régimen constitucional. La primera medida que dictó el nuevo régimen sería el cese de todos los cargos electos municipales y provinciales del estado español. Acto seguido, intervendría la Mancomunitat de Catalunya, el organismo preautonómico creado por Prat de la Riba en 1913 con el objetivo de conducir el país a la restauración del autogobierno liquidado a sangre y fuego en 1714. La Mancomunitat fue vaciada de competencias hasta que el 1925 sería, definitivamente, desmantelada. Primo de Rivera justificó aquella acción con el pretexto que "la Mancomunidad catalana contribuye a deshacer la gran obra nacional".

Durante su gobierno, se ilegalizaron todos los partidos políticos y sindicatos; excepto el PSOE, que fue tolerado en un estadio de semiclandestinidad y que participó en algunos gobiernos del Directorio Militar. En los territorios de los Països Catalans también se prohibió y persiguió el uso público de la lengua catalana, la enseñanza en catalán y la exhibición de la bandera cuatribarrada, y se creó una propaganda oficial que relacionaba las reivindicaciones culturales y políticas catalanas con una supuesta voluntad de destruir España. También, durante su gobierno, fueron habituales los escándalos de corrupción, por sus políticas de adjudicación de monopolios de explotación de carburantes y de telefonía a favor de personajes próximos al régimen.