Tal día como hoy del año 1817, hace 203 años, en Wilmington (Delaware-Estados Unidos), moría el economista y diplomático francés Pierre du Pont de Nemours (París, 1739), que había sido el artífice de la venta de la colonia francesa de la Lousiana a los Estados Unidos. Aquella compleja operación (la venta de un territorio de más de dos millones de kilómetros cuadrados situado en el valle de los ríos Missouri y Misisipi) se había hecho efectiva en 1803, y había representado, entre otras cosas, que la colonia catalana de Nueva Orleans —formada por unas cuatro mil personas— pasaran de la condición de súbditos del emperador Napoleón a la de ciudadanos de los Estados Unidos de América.

La colonia catalana de Nueva Orleans había sido fundada el año 1782, durante la efímera dominación hispánica del territorio (1763-1803) por el gobernador Esteve Rodríguez Miró (Reus, 1744 - Bergara, 1795) y formada por doscientas familias procedentes de Reus y comarca, que representarían una cuarta parte de la población de la ciudad. Durante las dos décadas posteriores, la colonia catalana creció con la llegada de nuevas familias procedentes del Penedès y del Camp de Tarragona, pero su porcentaje decreció por la masiva inmigración acadiana o cajún (francófonos quebequeses exiliados después de la ocupación británica de Canadá).

Pont de Nemours negoció la venta por tres millones de dólares en oro y en bonos del tesoro, que sirvieron a Napoleón para reforzar enormemente su ejército e iniciar las campañas militares que lo llevarían a dominar la práctica totalidad del continente europeo. Por su parte, los catalanes de Nueva Orleans obtuvieron la garantía de Pont de Nemours y del negociador norteamericano Monroe que sus negocios no se verían afectados por esta transferencia. Las tiendas catalanas —dirigidas por estirpes catalanoamericanas como los Batet o los Juncadella, entre otros— continuarían presentes en la Rue Royale (actualmente Bourbon Street) de Nueva Orleans.

Uno de estos comercios es la Antigua Casa Juncadella (una zapatería creada a finales del siglo XVIII por unos comerciantes de l'Arboç del Penedès) que, a mediados del siglo XIX, los hermanos Aleix (de Reus) y Gaietà Ferrer (de Barcelona) convertirían en la Old Absentia House, considerada una de las cunas del jazz.