Tal día como hoy del año 1285, hace 735 años, moría en Vilafranca del Penedès el conde-rey Pedro II de Barcelona y III de Aragón. Pedro el Grande fue el continuador de la expansión marítima catalana, iniciada por su padre Jaime I el año 1229, con la conquista de Mallorca. Pedro el Grande se casó con Constanza Hohenstaufen, reina de Sicilia en el exilio después de que su padre Manfredo hubiera sido matado (1266) por los Anjou en la defensa de su reino. Los Anjou, una rama menor de la casa real francesa, habían creado una coalición franco-pontifical que había culminado con la ocupación militar de Sicilia.

Precisamente esta maniobra francesa sería la que impulsaría a Pedro y la cancillería de Barcelona a abrir una guerra contra los Anjou usurpadores. El año 1282 desplegó una campaña militar que culminó con la conquista de las islas de Malta, de Gerba y de Sicilia; y la restauración en el trono de la estirpe legítima representada por su esposa Constanza. Desde entonces (1282), el reino de Sicilia siempre formó parte de la corona catalano-aragonesa; hasta que en 1713, el primer Borbón hispánico la entregó a los Habsburgo a cambio de la retirada austríaca de la Guerra de Sucesión (1705-1715).

En la campaña de recuperación de Sicilia, tuvieron un papel muy destacado los almogávares. Pedro el Grande no era el fundador de este cuerpo militar, pero sí que sería el primero que les confiaría el protagonismo de una campaña militar. Al frente de los almogávares situó a Roger de Llúria, en sustitución de Jaime Pedro (hijo natural del rey, que lo había desobedecido en la operación de Calabria). Después de campaña de Sicilia, la fama de los almogávares abarcó la totalidad del Mediterráneo. Pocos años después (1305) serían los fundadores de los dominios feudales catalanes de Atenas y de Neopatria.