Tal día como hoy del año 1843, hace 175 años, nacía en Vallibona (Els Ports-País Valencià) Josep Meseguer i Costa, que en el transcurso de su vida sería obispo de la diócesis de Lleida y arzobispo de la de Granada. Como obispo de Lleida (1889-1905) sería el creador del Museo Diocesano de Lleida (1893), que rescataría, catalogaría y musealizaría una gran cantidad de piezas del patrimonio histórico y artístico, procedente de las parroquias y monasterios de la diócesis, salvándolas de la destrucción o de la dispersión en manos de coleccionistas privados. Aquella instalación museística sería emplazada, inicialmente, en el edificio del Seminario Diocesano de Lleida, en el paseo de Boters (actualmente rambla de Aragó). En la actualidad el edificio está, desde el año 2007, en la calle Jaume I.

Con el estallido de la Guerra Civil española (1936-1939), el Museo Diocesano sufrió su primer espolio. Elementos revolucionarios incontrolados procedentes de fuera de Lleida saquearon el Museo, pero la Generalitat republicana consiguió recuperar las obras de arte y las reunió primero en el Hospital de Santa Maria (calle Major) y después, cuando el frente de guerra se situó en Lleida, en la ermita de Butsenit (a las afueras de la ciudad). Con la ocupación franquista de Lleida (1938), el Museo Diocesano sufriría el segundo espolio, aquella vez de manos de los militares rebeldes: el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional ―creado por el gobierno golpista de Burgos― trasladaría todas las piezas a Zaragoza y no volverían hasta ―después de muchas gestiones― pasados diez años (1948).

La amputación de las parroquias aragonesas de la Diócesis de Lleida, que formaban parte de la mitra ilerdense desde el 1149 ―promovida por grupos de presión nacionalistas españoles― sería el precedente del tercer espolio. La entrada en vigor del decreto Ilerdensis et Barbastrensis de finum mutatione, que, sin consultarlo a los feligreses, transfería ochenta y cuatro parroquias en 1995 y veintisiete en 1998 a la diócesis de Barbastro, iniciaba una brutal ofensiva judicial de reclamación de piezas depositadas en el Museo de Lleida procedentes de aquellos territorios amputados, que culminaría el 11 de diciembre del 2017 con la entrada de la Guardia Civil en las instalaciones museísticas ―con la oposición de las instituciones y la ciudadanía leridanas― y el traslado de 44 piezas al Monasterio de Sixena.