Tal día como hoy del año 1713, hace 305 años, las cancillerías de Londres y de Madrid firmaban el Tratado de Utrecht, que ponía fin a la intervención inglesa en la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715). Aquel tratado, concertado por los representantes diplomáticos de la reina Ana de Inglaterra y el rey Felipe V de España (el primer Borbón hispánico), significaba la renuncia de los ingleses a los compromisos que tenían firmados con las instituciones catalanas. Ocho años antes (20 de junio de 1705) Mitford Crowne ―en nombre de la reina Ana Stuart― y Domenec Perera y Antoni de Peguera ―en nombre de las instituciones catalanas― habían firmado el Tratado de Génova.

La cláusula sexta del Tratado de Génova (1705) decía que "Inglaterra garantizaría la confirmación de Carlos de Habsburgo como rey de la monarquía hispánica, comprometiéndose a hacer guardar a quien fuera las Constituciones de Catalunya, incluso en caso de que la alianza internacional austriacista perdiera la guerra o se produjeran otros acontecimientos adversos". En cambio, en la cláusula decimotercera del Tratado de Utrecht (1713), los representantes ingleses se limitaban a solicitar al Borbón hispánico que valorara la conveniencia de que "los catalanes, con independencia de su condición, conservaran íntegros la posesión de sus haciendas y honras; y sus antiguos privilegios".

Posteriormente a la firma de Utrecht, Felipe V respondería que "de ahora en adelante, puedan poseer (los catalanes) los privilegios de los habitantes de Castilla, que son los más amados del rey católico;" y, a la vez, intensificaría una brutal represión sobre los territorios ocupados que se saldaría con miles de confiscaciones y ejecuciones. Inglaterra, por su parte, obtendría el "Asiento de Negros" ―que ponía fin al monopolio esclavista castellano en las colonias hispánicas de América―, el "Navío de permiso" ―que autorizaba las colonias hispánicas a comerciar con los ingleses sin pasar por la metrópoli― y la confirmación de la soberanía sobre el peñón de Gibraltar y la isla de Menorca.

En Inglaterra, la firma de Utrecht desencadenaría un intenso y acalorado debate social ―entre los partidarios y los detractores de mantener los pactos firmados con los catalanes― que provocaría una gran tormenta política y que desembocaría en la caída del gobierno tory (partidario de abandonar la guerra a cambio de las concesiones comerciales y territoriales).