Tal día como hoy del año 1704, hace 317 años, Carlos de Habsburgo, el candidato al trono de las Españas, desembarcaba en Lisboa con la misión de dirigir los movimientos de tropas de la alianza internacional antiborbónica, formada por el archiducado independiente de Austria, el ducado independiente de Saboya y los reinos de los Países Bajos, de Gran Bretaña y de Portugal y, más adelante (1705), también del Principado de Catalunya. La llegada de Carlos de Habsburgo a Lisboa, promovida por el rey Pedro II de Portugal, significaba el traslado del teatro de guerra de aquel conflicto, que desde sus inicios (1701) se había desarrollado a los campos de batalla continentales en la península Ibérica.

Inicialmente (1701) la cancillería portuguesa se había posicionado a favor de Felipe de Borbón, coronado rey de la monarquía hispánica en Versalles (15/11/1700). Lisboa —temerosa de la agresividad de Luis XIV y de la fuerza expansiva de Francia— quería evitar una tenaza París-Madrid. Pero las tornas cambiaron cuando las cancillerías portuguesa e inglesa firmaron una importante alianza comercial (16/05/1703): el vino portugués no pagaría aranceles en Inglaterra y en sus colonias, y el textil inglés circularía libremente en Portugal y en sus colonias. A partir de este tratado, y hasta la incorporación de Catalunya (1705), Portugal se convertiría en la plataforma territorial austriacista en la península Ibérica.

Aunque con anterioridad a este hecho ya se habían producido varios enfrentamientos navales en varios puntos de la costa hispánica, a partir del desembarque de Lisboa, el frente principal de aquella guerra se situaría, definitivamente, en suelo peninsular. Justo tres meses después (04/08/1704), un combinado de fuerzas navales inglesas, neerlandesas y portuguesas, comandadas por Jorge de Hessen-Darmstadt, asaltaba y tomaba la plaza y castillo de Gibraltar. Precisamente en aquella operación militar tuvo una participación destacada la compañía de infantería de marina catalana, comandada por el capitán Joan Baptista Basset, que serían las primeras fuerzas austriacistas que desembarcarían en el Peñón.