Tal día como hoy del año 1934, hace 85 años, en el contexto de los días inmediatamente posteriores a los Hechos del Seis de Octubre (1934), José Martínez Herrera, alcalde de Barcelona impuesto por el gobierno de la República española ―y que había confesado públicamente que no tenía ni la más remota idea de cómo se dirigía un consistorio―, confirmaba que ejercería transitoriamente el cargo hasta que el Ministerio de Gobernación nombrara a un alcalde, que con toda probabilidad sería un miembro del Partido Republicano Radical, de Alejandro Lerroux (una de las tres formaciones políticas que gobernaban en coalición en Madrid).

Después de los Hechos del Seis de Octubre, el gobierno de la República había ordenado cesar todos los alcaldes y concejales catalanistas del país. El 9 de octubre anterior, el presidente del ejecutivo español Alejandro Lerroux y su ministro de Guerra Diego Hidalgo habían ordenado: “Suspender y substituir a todas las autoridades provinciales y municipales (...) para el mantenimiento del orden público o por cualquier causa que signifique tibieza, abandono o falta de cooperación  (...) se precisa que (...)  se mantengan (...) al lado del poder público y sean de la absoluta confianza de la autoridades civiles y militares”.

Después de los Hechos del Seis de Octubre, el alcalde Carles Pi i Sunyer (ERC), que en los comicios municipales del 14 de enero de 1934 había encabezado una coalición de partidos de izquierdas y progresistas y que había sido elegido democráticamente con más del 50% de los votos, fue cesado. Y el 5 de enero de 1935, después de 100 días de gobierno municipal de Martínez Herrera, el Ministerio de Gobernación de la República, confirmaba que Joan Pich i Pon ―del PRR lerrouxista― (como ya se había avanzado el 17 de octubre), y que sólo había obtenido un 5% de los votos en aquellas elecciones municipales, sería el alcalde de la ciudad hasta el final de la legislatura.