Tal día como hoy del año 1640 —el día siguiente del Corpus de Sangre, que marcaría el inicio de la Revolución y Guerra de los Segadors (1640-1652)—, hace 378 años, el Dietario de la Generalitat hacía público que el virrey hispánico Dalmau de Queralt —conde de Santa Coloma— había sido encontrado muerto el día anterior entre las siete y las ocho de la noche "al pie de la montaña de Montjuïc, junto a las rocas que bate el mar"; y que, poco rato después, los obispos de Barcelona, García Gil de Manrique; de Vic, Ramon de Sentmenat y de Lanuza; y de Urgell, Pau Duran, en su calidad de diputados del estamento eclesiástico, se habían personado en el lugar donde había sido localizado el cuerpo sin vida del virrey para hacer el reconocimiento del cadáver.

Aunque en aquella misma anotación del Dietario se dice que "dichos diputados —referido a los eclesiásticos— enviaron a los consejeros —del Consell de Cent— para saber la verdad", nunca se ha podido determinar con certeza absoluta la autoría de aquel crimen. Y aunque la investigación historiográfica, prácticamente, ha concluido que Santa Coloma fue despeñado por los precipicios por un grupo de segadores, las anotaciones del Dietario ponen sobre la mesa ciertas dudas al respecto. Por una parte, se dice que, con la ciudad en estado de revuelta, el virrey pidió consejo a los diputados, y que estos lo sacaron de casa —que estaba asediada por los segadores— y lo custodiaron hasta los astilleros y allí "volvieron a insistir otra vez a dicho lugarteniente (virrey) de que se embarcara".

También se dice que los diputados hicieron señales a la galera real del teniente general de la armada hispánica García de Toledo Osorio —que abandonaba la ciudad— para que embarcara al virrey. Y que este "lanzó la barquita para venir a tierra". A partir de entonces, la anotación del dietario dibuja un relato cronológico que dispara las dudas. Por una parte dice que los diputados se ofrecieron a acompañarlo hasta a bordo de la galera real, pero que el virrey "les respondió que apreciaba mucho este servicio y puesto que él ya estaba cerca del agua, prontamente se embarcaría y que volvieran (a la ciudad) para aquietar a la gente, y dichos diputados se despidieron de su excelencia entre una y dos horas pasado mediodía".

La Generalitat causa pública la muerte del virrey hispanic Santa Coloma. Grabado del plan|plano de Barcelona (1655). Fuente Archivo Historic de la ciudad de Barcelona (1)

Grabado del plano de Barcelona (1655) / Fuente: Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona 

El virrey Santa Coloma no conseguiría su propósito y no se embarcaría nunca en la galera real de García de Toledo. Está la posibilidad de que la "barquita" de la galera real no se dirigiera a la costa con el propósito de que "su excelencia pudiera embarcarse en ella, para asegurar su persona". Como también es posible que la galera real no hubiera estado nunca en aquella situación. El relato, "vieron una galera que venía muy tierra-tierra, dichos diputados (referidos a los que lo custodiaban) dijeron a dicho lugarteniente (virrey) que era providencia de Dios encontrarse allí dicha galera", hace levantar cierta sombra de sospecha. En cualquier caso, el virrey Santa Coloma aparecería muerto en el mismo lugar donde la habían dejado los diputados de la Generalitat y donde lo tenía que recoger la "barquita" de la galera real.