Tal día como hoy del año 1931, hace 89 años, el presidente Macià ordenaba —por sorpresa— fortificar el Palau de la Generalitat. Cuando eso pasó sólo hacía tres meses que había sido restaurada la Generalitat y proclamada la II República española (14 de abril de 1931). El día antes (3 de agosto de 1931), el juez especial Fernando Abarrátegui había decretado la libertad inmediata y sin cargos de quinientas veinticinco personas detenidas y encarceladas en Sevilla por la Guardia Civil —acusadas de desórdenes públicos y de rebelión— durante los hechos conocidos como la "Semana Sangrienta de Sevilla" (22 a 29 de julio de 1931).

Aquellos hechos se habían iniciado al inicio de la huelga general convocada por los sindicatos anarquistas. Durante una semana la capital andaluza había sido convertida en un escenario de guerra urbana entre huelguistas, por una parte, y el ejército, por la otra, que llegaría a utilizar la artillería contra la población civil. La investigación historiográfica moderna ha probado lo que ya se sospechaba desde el primer momento: que los incidentes más graves, que conducirían a la brutal represión, fueron provocados por pistoleros a sueldo de algunas destacadas fortunas andaluzas, que pretendían provocar un golpe de estado militar contra la República.

La prensa de la época (La Vanguardia, edición del 04/08/1931) revela: "No se abrieron más que las puertas de la Plaza de la República y de la calle de la Piedad (...) estaban cerradas y vigiladas las puertas de la Casa de los Canónigos y de la Biblioteca de Cataluña (...) en el interior del Palacio las precauciones eran también extraordinarias prestando guardia los mozos de las Escuadras con la carabina màuser cargada (...) tales precauciones, no explicadas por nadie, fueron motivo de grandes comentarios (...) el más difundido fue que (...) elementos extremistas intentaban un asalto contra el Palacio de la Generalidad”.