Tal día como hoy del año 1038, hace 980 años, el Abad Oliba consagraba el templo de Sant Pere Apòstol de Vic, sede de la diócesis de Osona. El Abad Oliba (971-1046), que era bisnieto del conde Guifré el Pilós (865-897), y hijo de una de las familias más poderosas de los condados catalanes, pasaría a la historia como el promotor de las Asamblees de Pau i Treva, convocadas para pacificar el territorio. Desde que, entorno al año 1000, estalló en buena parte de Europa la Revolución Feudal, los barones habían laminado la autoridad y el patrimonio de los soberanos en beneficio propio. Aquel redibujo del sistema comportaría una violenta etapa de luchas armadas entre señores feudales que perjudicarían, especialmente, al campesinado. Así, los integrantes de este estamento dejarían de ser hombres libres para pasar a ser sometidos a duras servidumbres. Las Asambleas, pues, propuestas para resolver esta conflictividad, serían el precedente más remoto de sistema parlamentario medieval catalán.

El Abad Oliba consagra la catedral de Vic para independizar las diócesis catalanas. Firma del Abad Oliba. Fuente Monasterio de Ripoll

Firma del Abad Oliba. Fuente: Monestir de Ripoll

En Vic, el propósito del Abad Oliba y de las principales personalidades políticas del país era elevar la catedral a la categoría de sede metropolitana de las diócesis catalanas. Aunque los condados ya actuaban de forma independiente, los obispados continuaban bajo la autoridad del arzobispado de Narbona. La respuesta del pontífice Benedicto IX (1012-1056) es un testimonio más de la independencia de facto de los condados catalanes desde Borrell II (985). Benedicto IX no se opuso a la creación de una sede metropolitana catalana, pero exigió a los condes independientes catalanes que recuperaran el dominio sobre Tarragona, entonces una ciudad semi-abandonada en tierra de nadie y, acto seguido —como así fue (1116)— el pontificado autorizaría la restauración de la que había sido la capital eclesiástica (siglos IV a VIII) del territorio que prefiguraba la futura Catalunya.

Aunque el Abad Oliba no conseguiría materializar su ambición, la diócesis de Vic jugaría un papel destacado en la historia de los siglos inmediatamente posteriores: contribuiría a articular el territorio de la Catalunya central, y participaría activamente en la conquista de la Segarra y del llano de Urgell. En aquel proceso sería uno de los grandes aliados del condado de Barcelona, cortando la expansión meridional del condado de Urgell. Eso desequilibraría definitivamente la balanza de pesos entre los dos principales actores de la época a favor de los barceloneses.