Tal día como hoy del año 1031, hace 989 años, moría en Melun (a 30 kilómetros en el sur de París) el rey Roberto II, el segundo monarca de la estirpe Capeto que destinó toda su obra de gobierno a la recuperación de los territorios del reino de Francia hasta la desaparición de los carolingios (987). Precisamente uno de estos territorios eran los condados catalanes, que se habían independizado de facto a la muerte de Luis V, el último monarca de la estirpe carolingia, el año 987.

En la no renovación de vasallaje al nuevo rey Hugo Capeto había pesado mucho el hecho de que los Belónidas, la estirpe condal de Barcelona, eran una rama menor de la depuesta familia carolingia. Roberto II, durante su largo reinado (996-1031), proyectó su diplomacia y emprendió campañas militares hacia el norte (Flandes), hacia el este (Borgoña), y hacia el sur (Provenza). Sin embargo, sorprendentemente nunca manifestó ningún interés por restaurar la autoridad de la monarquía francesa en el sur de los Pirineos.

Algunos historiadores afirman que la alianza que Borrell II suscribió con Roma -después la no renovación del vasallaje con los reyes franceses-, poniendo los condados catalanes bajo la protección del Pontificado, resultaría decisiva. Roberto II -que llevaría el sobrenombre del Piadoso-, siempre buscó la alianza con el poder eclesiástico para aislar y derrotar a los enemigos internos de la estirpe Capeto. Y es muy probable que priorizara esta alianza a la recuperación de unos condados alejados y bajo la protección pontifical.

Los condes barceloneses que gobernaron los dominios catalanes durante el reinado de Roberto II (Ramón Borrell, Ermesenda de Carcasona y Berenguer Ramón), aprovecharon la ausencia de hostilidades con la monarquía francesa y los pactos de no agresión con el califato andalusí para consolidar la independencia. También durante aquel periodo trazaron una acertada política matrimonial con los dominios del marquesado de Gotia (del reino de Francia), que sería la semilla del futuro imperio catalán de Occitania (siglo XII).