Tal día como hoy del año 1930, hace 90 años, moría en París el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, que el 15 de septiembre de 1923, con la complicidad del rey Alfonso XIII había perpetrado un golpe de estado y había impuesto un régimen dictatorial que se prolongaría hasta el 14 de abril de 1931. Primo de Rivera había presidido el Directorio Militar (después Consejo de Ministros de la dictadura) desde el día del golpe de estado hasta el 28 de enero de 1930. Durante este periodo se ilegalizaron todos los partidos políticos y todos los sindicatos y ateneos obreros, a excepción del PSOE, el único partido de tradición democrática que colaboraría activamente con el régimen dictatorial.

También durante este periodo, Primo de Rivera desbarató, liquidó y revertiró la obra política de la Mancomunitot "porque contribuye a romper la unidad de España". Por ejemplo, la red de enseñanza profesional y técnica creada por la Mancomunitat (pionera en la península Ibérica), fue intervenida y minimizada hasta el ridículo. Se prohibió y persiguió el uso del catalán en la enseñanza y en las relaciones informales entre la comunidad educativa. Alfons Sala Argemí, el hombre que el régimen situó en la Mancomunidad con la misión de desbaratarla, lo justificó diciendo que el uso del catalán era un obstáculo para los alumnos que venían de fuera de Catalunya.

También durante este periodo, Primo de Rivera persiguió obsesivamente cualquier símbolo de Catalunya. Por ejemplo, a través del general Milanos de Bosch —capitán general de Catalunya— empezó una brutal oleada policial de persecución y represión contra los partidos políticos catalanistas, sindicatos obreros, ateneos populares, escuelas públicas y privadas, y asociaciones culturales y deportivas. Prohibió la exhibición de la bandera de Catalunya en el espacio público y clausuró la prensa de ideología catalanista. También, el año 1925, ordenó la clausura del estadio de fútbol de las Corts (del F.C. Barcelona) después de la pitada que el público dispensó al himno español.

Al principio de 1930, Alfonso XIII, profundamente desprestigiado, cedió a la presión de la oposición republicana clandestina y, con el único propósito de conservar el trono, cesó Primo de Rivera y abrió el régimen hacia un escenario de elecciones (28/01/1930). Primo de Rivera se sintió traicionado por el rey y se autoexilió en París, donde seis semanas después moriría —oficialmente a causa de un infarto— y extraoficialmente en extrañas circunstancias.