Tal día como hoy del año 1870, hace 151 años, en Madrid; se perpetraba un atentado contra el general Joan Prim i Prats (Reus, 1814 – Madrid, 1870), que en aquel momento era presidente del Gobierno y, en ausencia de un rey o reina, era el hombre fuerte del poder español. Dos años antes había liderado la Revolución Gloriosa (1868), que había culminado con el derribo de la reina Isabel II y la expulsión de su camarilla. Poco antes de la Revolución, el general Prim había proclamado que "los Borbones eran el impedimento mayor a la democratización y a la modernización de España"; y desde el derribo de Isabel II, el trono español estaba vacante.

Según las fuentes documentales, el carruaje del general Prim fue emboscado en la salida de las Cortes, después de una sesión parlamentaria, por un grupo de encapuchados. Estas fuentes relatan que, hacia las ocho de la noche del 27 de diciembre de 1870, el carruaje del presidente del gobierno ―que se dirigía a su residencia oficial― fue bloqueado en la calle del Turco y los ocupantes de la berlina fueron tiroteados a bocajarro. El general Prim fue el más afectado por aquel atentado: fue herido en la mano derecha, en el hombro, en el brazo izquierdo y en la cara. En cambio, sus acompañantes, resultaron heridos leves, y salieron de la berlina asaltada por su propio pie.

las investigaciones más recientes, apuntan claramente que Prim fue asfixiado con una almohada en la cama donde se recuperaba

Según la versión oficial del momento, las heridas de Prim no revestían una gravedad especial; pero se infectaron y le acabaron causando la muerte tres días después. En cambio, las investigaciones más recientes, apuntan claramente que Prim fue asfixiado con una almohada en la cama donde se recuperaba. Esta misma investigación, apunta al duque de Montpensier ―yerno de Isabel II― como el autor intelectual del crimen. Prim había negociado secretamente con el gobierno de los Estados Unidos la venta de la, entonces, colonia española de Cuba. Esta negociación ponía en riesgo el negocio ilegal del tráfico de esclavos que, durante décadas, había sido dirigido por Maria Cristina de Borbón, la madre de Isabel II.