Tal día como hoy apareció la primera edición del Diario de Barcelona. Hace 224 años. El oficial mayor del Diario de Madrid -que equivalía a decir al director del rotativo- solicitaba y obtenía del Consejo de Castilla autorización para editar un diario en Barcelona. Pere Pau de Husson y Lapazaran, que era un napolitano hijo de un francés y de una vasca, se convertía en el fundador y primer editor. Una nueva publicación que se creaba para ocupar el vacío del Curioso, erudito, comercial y económico creado en 1762 y desparecido en 1773.

En la autorización gubernativa se le advertía que únicamente podía publicar artículos relacionados con las ciencias naturales, las bellas artes, los oficios y poca cosa más. Y en castellano. El catalán estaba prohibido en todos los ámbitos públicos desde 1714. Pasados dieciséis años de la fundación -año 1808- Catalunya fue incorporada al Imperio francés como una región más. Y Barcelona se llenó de funcionarios franceses que venían a sustituir al aparato administrativo español. Charles Pierre Argereau, el nuevo superprefecto francés, lo primero que hizo fue recuperar la oficialidad del catalán.

Era una medida política que pretendía ganar el favor de la población catalana. Propuesta por la intelectualidad del país que era pro-francesa. Y el Diario de Barcelona fue convertido en un instrumento de la nueva política. Los Husson fueron desposeídos y en su lugar Argereau situó a dos impresores; un barcelonés y un parisino. Durante los años que Catalunya fue francesa (1812-1814) el Diario de Barcelona publicó a doble columna; una en catalán y la otra en francés. Y, sin quererlo, se convirtió en el pionero -y el decano- de la prensa en lengua catalana.