25 de septiembre de 1973. Hace 43 años. Era detenido por la temida Brigada Político-Social franquista el activista clandestino y opositor al régimen Salvador Puig Antich. Aquel día la policía franquista –que hacía tiempo que le seguía la pista– le montó una trampa en el Bar Funicular, de Barcelona, en la esquina de las calles Girona y Consell de Cent.

El cebo, Santi Soler, era un activista que formaba parte del grupo de Puig Antich. Había sido detenido –"caído" en la jerga de los movimientos clandestinos– unos días antes en su piso de la calle Casp –de Barcelona– y sometido a interrogatorios, maltratos y torturas.

El dispositivo policial falló. Puig Antich fue advertido en el último momento por Santi Soler. Y se inició un tiroteo en una escalera de vecinos próxima. La de la calle Girona, 70. En aquel tiroteo murió un policía.

Puig Antich fue reducido y detenido. Maltratado y torturado. Fue acusado de varios delitos entre los cuales estaba la muerte del policía en la calle Girona, 70. Juzgado y condenado por un consejo de guerra militar, fue ejecutado seis meses más tarde con el método del "garrote vil". Tenía 25 años.

Salvador Puig Antich era un producto de los movimientos libertarios de Mayo del 68. Procedía de una familia de tradición política –su padre fue de Acció Catalana– que había sido duramente represaliada por el régimen franquista. Con su muerte, Puig Antich se convirtió en un mito de la libertad. Un icono de la lucha antifranquista.