Tal día como hoy del año 1931, hace 92 años, en Madrid, el general Dámaso Berenguer Fusté, segundo presidente del gobierno del régimen dictatorial español instaurado por el general Primo de Rivera (1923), presentaba la dimisión irrevocable y provocaba una crisis política de grandes dimensiones. Aquella crisis precipitaría el fin del régimen dictatorial y de la monarquía, representada por Alfonso XIII, que había dado un apoyo entusiástico a la dictadura. Durante aquella jornada, el rey maniobró a la desesperada, intentando que algún político destacado tomara el relevo de Berenguer. Sin embargo, incluso los líderes monárquicos —que habían hecho ostentación de la amistad con el monarca— declinaron el ofrecimiento.

En tan solo dos meses se celebrarían elecciones municipales (12 de abril de 1931), que fueron presentadas por una parte de la prensa y por las fuerzas republicanas como un plebiscito, y que ganarían ampliamente los partidos republicanos. El resultado de aquellas elecciones provocaría la abdicación del rey Alfonso XIII y su salida de España a través del puerto de Cartagena. El día 14 de abril de 1931, a la una y media de la tarde, dos meses después de la dimisión de Berenguer, el futuro president Francesc Macià —el gran ganador de los comicios en Catalunya— proclamaba la restauración del autogobierno catalán (liquidado a sangre y fuego por el régimen borbónico en 1714) en forma de república. Y pasadas unas horas se proclamaría la República en Madrid.

En 1936, los mandos militares españoles en el Rif perpetraron un golpe de estado que culminaría en una larga y mortífera guerra civil. En aquel momento, Alfonso XIII desde su retiro de Roma maniobró para volver. Pero la Junta de Salamanca (el gobierno rebelde) nunca confió en Alfonso XIII y nunca lo invitó a volver. Siempre pesó la traición a Primo de Rivera: Alfonso XIII lo había negado y abandonado cuando el régimen del dictador había caído en el descrédito más absoluto, en 1930. No obstante, el Borbón envió a su hijo Juan a combatir con los golpistas (agosto, 1936). Juan de Borbón cruzó la frontera francoespañola por Navarra, pero fue parado por las fuerzas sublevadas del general Mola, y fue conducido, de nuevo, hasta territorio francés.