Tal día como hoy del año 1248, hace 775 años, un grupo de 100 caballeros catalanes a las órdenes del ifante Alfonso de Aragón, hijo primogénito del rey Jaime I y de su primera esposa, Leonor de Castilla, contribuían a romper la resistencia árabe de la ciudad de Isbiliya y facilitaban la conquista castellanoleonesa de la ciudad que, a partir de aquel momento, sería denominada Sevilla. El asedio y conquista de Sevilla se desarrolló durante catorce meses (entre agosto de 1247 y noviembre de 1248).

La marina castellanoleonesa comandada por Ramon de Bonifaz, impidió que la Sevilla musulmana recibiera ayuda de los mariníes marroquíes o de los hafsíes argelinos a través del mar y remontando el río Guadalquivir. Bloqueó la parte baja del río (entre la ciudad y la desembocadura), cargó contra el puente de barcas (atado con cadenas de hierro), situado en el mismo lugar que el actual puente de Triana, y desembarcó las máquinas de asalto que resultarían decisivas en la culminación de aquella empresa.

En cambio, la infantería y la caballería, comandada por el rey Fernando III de Castilla y León, y formada por 25.000 efectivos, principalmente castellanoleoneses y, en menor medida, catalanoaragoneses, genoveses, aquitanos y escoceses, rodeó la ciudad, rodeando totalmente los más de siete kilómetros de muralla, y, finalmente, la asaltó por la muralla situada detrás de la Torre del Oro, que era la parte más afectada por los bombardeos de las máquinas de guerra.

Poco después de la conquista de Sevilla (1252), las tropas cristianas del rey castellanoleonés Alfonso X, yerno de Jaime I, conquistaron y ocuparon la ciudad de Qawra, situada a diez kilómetros de Sevilla, siguiendo el curso del río hacia la desembocadura, que a partir de aquel momento fue denominada Coria del Río. Según las Crónicas de Alfonso X, la población musulmana fue expulsada, y la ciudad fue repoblada con las ciento cincuenta familias catalanas vasallas del infante Alfonso de Aragón.