Tal día como hoy del año 1272, hace 750 años, en Narbona (entonces reino de Francia), moría Berenguela de Alfonso, que había pasado, prácticamente, toda su vida siendo la amante del conde-rey Jaime I. Berenguela había nacido en algún lugar del reino de Galicia (que en aquel momento formaba parte de la corona castellanoleonesa) hacia el año 1235. No se conoce con exactitud el momento en que Jaime I y Berenguela iniciaron su relación, pero se supone que sería poco después de que Teresa Gil de Vidaurre (la tercera esposa del conde-rey) contrajo la lepra (1259). En aquel momento, Jaime intentó que el Pontificado anulara el matrimonio con María (que, curiosamente, había sido primero amante y después esposa del rey), pero las autoridades eclesiásticas se opusieron porque sospechaban que después de obtener el divorcio se casaría con Berenguela.

El Pontificado se opuso a Berenguela porque era prima-hermana del rey Alfonso X de Castilla y de León, yerno de Jaime I, y alegó una situación de incesto. Pero el cierto es que entre Berenguela y Jaime no había ningún grado de consanguinidad. El argumento pontifical respondía a las presiones que Roma había recibido del poderoso entorno de Teresa, formado por las potentes oligarquías urbanas de Barcelona. A pesar de la larga relación que mantuvieron (circa 1259-1272), Berenguela y Jaime no pudieron contraer matrimonio. El divorcio no llegó nunca y Teresa, aunque tenía la lepra, murió en 1285 y, por lo tanto, sobrevivió a Berenguela (muerta en 1272) y a Jaime (muerte en 1276). Sin embargo, cuando Berenguela sintió que enfermaba, firmó un testamento que transfería al conde-rey Jaime I todo su patrimonio personal en el reino de Galicia.