El anuncio de Pedro Sánchez de que va a plantear una consulta entre la militancia del PSOE, para buscar su aval a los acuerdos que pueda alcanzar con Junts y Esquerra, en vísperas del comité federal de este sábado, viene a decir dos cosas: que siente que puede asestar un duro golpe a los opositores del partido —desde Felipe González y Alfonso Guerra hasta Emiliano García-Page y Javier Lambán— y, también, que la negociación la considera si no segura, bastante factible. Encarrilada, al menos. Todo ello, en un marco de intensas reuniones desde hace días que triangulan entre Madrid-Barcelona-Waterloo en mesas separadas de los socialistas con Junts y del PSOE con Esquerra. No será una pregunta complicada y tampoco se espera que interpele a los militantes directamente sobre la amnistía. Más bien sería una pregunta mucho más general sobre los diferentes acuerdos alcanzados con todas las formaciones que le apoyarían y que sumarían los 179 votos —tres más de los necesarios— para salir investido en primera votación.

En cualquier caso, en la práctica, va a acabar habiendo una consulta, con red, eso sí. Servirá para dispersar el ruido permanente de momias socialistas que hace semanas que se pasean por los platós de televisión, en un desfile coral capitaneado por Felipe y por Guerra al que se suman otros personajes del pasado, como el académico Juan Luis Cebrián o el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Veremos si González se atreve a pedir el no en la consulta, algo que sin duda estaría muy bien y permitiría conocer su fuerza real hoy en día. Me temo que no será así, pero la oportunidad sí que se la brindará en una envenenada bandeja Pedro Sánchez.

Aunque el PSOE y la Moncloa han hecho todo lo posible por tratar de acelerar la investidura a los días 6 y 7, como se ha hecho evidente en varias portadas de la prensa de papel, han acabado dándose cuenta de que este es un calendario prácticamente imposible ya que quedan carpetas sin cerrar y no solo flecos, como muchas veces se trata de trasladar interesadamente. Lo que sí que podría suceder después del puente del primero de noviembre es que el candidato Pedro Sánchez diera ya una fecha posible de la investidura a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, encargada de convocar la sesión. Los socialistas más optimistas no sitúan ahora la investidura antes de la semana del 13 de noviembre y en las filas de Junts y Esquerra se niegan a especular ya que mantienen abiertas aún discrepancias importantes.

La carpeta más avanzada es, desde hace semanas, la de la proposición de ley de amnistía. Aquí sí que se están discutiendo flecos del articulado y de la exposición de motivos para que puedan acogerse todos los que están encausados directamente en alguno de los procedimientos judiciales relacionados con el procés en sus diferentes vertientes. Ello incluye tanto a los directamente políticos como a los de la periferia, como serían casos de desobediencia o de implicación en los diversos y múltiples atestados. No es una labor fácil, pero sí que se ha vigilado que el perímetro de beneficiados sea enormemente amplio. El debate sobre si quedaría recogido el referéndum del 1 de octubre como un acto ilegal, uno de los últimos que se ha planteado en la opinión pública, es enormemente estéril, ya que esta versión está fuera del redactado hace varias semanas. El mediador-verificador internacional del conflicto ya ha pasado el Rubicón de las discrepancias y se habría entrado en la fase de la concreción.

Y restan cuestiones substantivas en la carpeta de la autodeterminación y en la de los temas competenciales. Ninguna de las dos es nada fácil, pues en la primera ha de estar la base del relato que ha de vender cada parte a su propia parroquia y que, por parte de Carles Puigdemont, ha repetido por activa y por pasiva que se tiene que ajustar a su conferencia del pasado 5 de septiembre y en la que no cabe, ni como hipótesis, la renuncia a una declaración unilateral de independencia, algo que, por cierto, incluso está formalmente aprobado por el Parlament y sin que esta cámara legislativa la haya invalidado.