Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Este relato del escritor guatemalteco de origen hondureño Augusto Monterroso está considerado el cuento más corto de la historia y, desde 1959 en que fue escrito, ha sido empleado en múltiples ocasiones para explicar que los problemas cotidianos cuando uno duerme los olvida, pero al despertar los vuelve a encontrar. La vida sigue y también los problemas. El president Carles Puigdemont es desde hace tiempo el dinosaurio en medio del tablero español. Imprevisible, audaz y desconocido en Madrid, tratan en la Corte de asimilarlo a cualquier otro que haya pasado por la capital desde la época de Jordi Pujol y Miquel Roca.

El resultado acaba siendo un desconocimiento absoluto de su manera de hacer política. Es como cuando, a veces, en Barcelona se hacen análisis simplistas sobre el fenómeno político que supone Isabel Díaz Ayuso y se le presenta como una tonta e ignorante. Nada más lejos de la realidad cuando tiene agilidad mental, humor, ambición y ganas de aprender. Es difícil batir a tu adversario si no lo conoces. Si te conoces a ti mismo pero no al enemigo, por cada victoria que ganes también sufrirás una derrota, es una de las frases de Sun Tzu (y reflexiones) en su obra El Arte de la Guerra. El president en el exilio, Carles Puigdemont, y los socialistas, fundamentalmente José Luis Rodríguez Zapatero y Santos Cerdán están en esta fase, de conocerse, de aparcar la desconfianza. Sobre ellos tres va a pivotar la negociación entre el PSOE y Junts que recibirá este sábado el pitido inicial oficialmente.

Una negociación con mediación internacional —actuará, seguramente de portavoz, el centro para el diálogo humanitario Henry Dunant, una fundación de diplomacia privada, vinculada a la Cruz Roja y a otras organizaciones humanitarias, con sede en Suiza, constituida en noviembre de 1998— y que actuará respetando fielmente el punto respecto a los acuerdos que puedan alcanzar PSOE y Junts en el documento firmado el 9 de noviembre en Bruselas. "El PSOE y Junts han acordado dotarse de un mecanismo entre las dos organizaciones, internacional, que tenga las funciones de acompañar, verificar y hacer seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue", reza aquel texto. ¿Se va a poder llenar de contenido el desacuerdo actual? La experiencia no permite ser optimista, pero habrá que contrastarlo una vez más.

PSOE y Junts han celebrado dos reuniones preparatorias este noviembre. Se llega a Suiza con un cierto trabajo hecho

Se llega a la reunión del sábado con un cierto trabajo hecho. Se han celebrado dos reuniones preparatorias este mes de noviembre para que algunos de los problemas de la primera oficial se hayan resuelto. Esta misma semana ha tenido lugar la segunda. Habrá más miembros en este mecanismo entre las dos organizaciones, que también serán extranjeros, y que no se han dado a conocer. Uno de ellos, al menos, ha pedido la máxima discreción sobre su nombre, algo que el PSOE ha aceptado encantado. Nadie duda que acabará trascendiendo, pero, hoy por hoy, no se conoce. En todo este proceso, complejo y, como es normal, mirándose de reojo, se van a producir situaciones como la de este miércoles con el alboroto provocado a raíz de la conversación que Puigdemont mantuvo el martes por la noche, en Bruselas, durante la gala del influyente semanario Politico, con el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, durante la cual dejó en el aire un comentario sobre un hipotético apoyo a una moción de censura a Pedro Sánchez si los socialistas no respetan los acuerdos firmados con Junts.

Era un mensaje al PSOE para que no tengan eso tan común de un problema sobrevenido de falta de memoria. Pero también, a alguno de los suyos, que parece querer una negociación más rápida que buena; más cómoda para el PSOE que exigente. Y, así, dejar también claro que la negociación la lidera él.