Que la presidenta de la Comunidad de Madrid haya conseguido que las elecciones convocadas para el 4 de mayo vayan de Sánchez o Ayuso es uno de los misterios mejor guardados de los estrategas de la populista y frívola candidata del Partido Popular. Pero es también un error de cálculo del presidente del gobierno español, que ha entrado con una fuerza inusitada en una campaña que no era la suya y en la que corre el riesgo de salir algo más que trasquilado. La campaña madrileña ya se ha llevado por delante a Pablo Iglesias, que, precipitadamente dejó la vicepresidencia segunda del gobierno español para colocarse al frente de la lista de Podemos, con la idea de disputar la tercera posición a Vox o cuando menos adelantar a Más Madrid, la pequeña formación de Íñigo Errejón. Hoy por hoy, Podemos no remonta del quinto lugar y la aventura puede acabar seindo el preludio del final político de Iglesias.

Ayuso está consiguiendo algo que hasta la fecha solo habían conseguido los gobernantes catalanes y no es otra cosa que un presidente del gobierno español esté permanentemente hablando de ella. Sin ir más lejos, en la visita que está realizando a Senegal, un socio clave en África Occidental, no hay día que no entre al trapo con Ayuso bien sea por los datos sobre la pandemia, la vacunación o los horarios de apertura de los establecimientos. Todo ello mientras el candidato socialista oficial a la presidencia de la Comunidad, Ángel Gabilondo, está observándolo cómodamente en el tendido ya que Pedro Sánchez no le da ningún tipo de juego y lo acaba eclipsando.

Hoy por hoy, es obvio que Ayuso tiene mejores cartas que Sánchez y que la presidenta va varios pasos por delante. La conferencia de prensa del pasado martes que ofreció Sánchez en la Moncloa para explicar como un gran éxito que a partir del 9 de mayo -curiosamente después de las elecciones- habría un gran salto en la vacunación tenía como objetivo entrar de lleno en la campaña madrileña. Igual que el presentar como un éxito que, a finales de agosto la vacunación se acercaría al 70%, cifra que hoy parece imposible, máxime con el lío que han provocado con AstraZeneca, y cuando el compromiso era en verano e incluso Salvador Illa había hablado de junio antes de dimitir

Aunque Sánchez es un jugador de todo o nada, Ayuso también lo es. La segunda tiene mucho a perder -el poder- pero el primero olvida que tiene a perder lo mismo. Si PP y Vox cumplen las expectativas de las encuestas, lograrán mayoría absoluta, el aura ganadora -además de la de trilero permanente- se evaporará de un plumazo y tendrá que dar un volantazo a su política de pactar con todo el mundo y enredarlos también a todos. De la maldición de Madrid, si se cumple, puede haber ganadores indirectos. El primero, el independentismo catalán, cuyos votos en Madrid subirán de valor si sabe jugar bien sus cartas y podrá aplicar aquella máxima de que la debilidad de tu adversario es la principal manera de reforzarte. Que todo ello coincida con la negociación que tendrá que abrir un nuevo Govern en Catalunya si, al final, los partidos independentistas se ponen de acuerdo, no es una mala noticia para ellos.

Resumiendo, Sánchez ha medido mal los tiempos y se juega mucho más que su derrota en Madrid.