Después de transcurridas varias semanas desde la reunión en Bruselas entre los presidents Salvador Illa y Carles Puigdemont, el pasado 3 de septiembre, parece evidente que este encuentro no va a quedar como un hecho esporádico y sin mayor valor político. Illa ha recogido el guante de los problemas que afectan a los socialistas en España, que causan una inestabilidad parlamentaria importante en el Congreso, en buena medida por las posiciones de Junts per Catalunya, y acepta jugar un papel en el diálogo. Eso sí, señalando que será muy difícil llegar a algunos acuerdos en Catalunya y rebajando las expectativas sobre un diálogo entre diferentes. No es un cambio en el compás de la política, marcado por la inconstante mayoría del Govern, asentada en los 68 diputados que suman PSC, Esquerra y Comuns en el Parlament de Catalunya, pero habrá que ver si rebaja la tensión de las reuniones mensuales en Suiza en el marco de los acuerdos de Bruselas para la investidura de Pedro Sánchez y que cuentan con un mediador internacional.
La reunión de los grupos parlamentarios de Junts que se ha celebrado durante dos días en Bruselas bajo la dirección de Carles Puigdemont ha servido para constatar el profundo malestar con los socialistas, pero también sus incumplimientos y el enorme peaje electoral que paga el partido independentista. Por primera vez, las pesimistas encuestas que se publican periódicamente sobre las expectativas tanto en España como, sobre todo, en Catalunya parecen haber calado. Unos sondeos que reflejan que el PSC no sube e incluso podría bajar, Junts sufre un correctivo importante y Aliança Catalana, la formación de Sílvia Orriols, crece significativamente. No lo hace solo a costa de Junts, pero sí preferentemente. Todo ello en un escenario en que, después de las próximas elecciones, la suma de Aliança y Vox puede alcanzar los 35 escaños, sino superarlos, de los 135 diputados que componen el Parlament. Los números son fáciles de hacer: fuera de estos dos partidos quedarían un centenar de escaños, si no algo menos, incluidos los del PP. Si se sigue restando, la gobernación en Catalunya quedaría enormemente complicada.
Si una cosa preocupa por igual al PSOE, PSC y Junts es la inaplicación de la amnistía y la posición del Tribunal Supremo con Puigdemont
Ese nerviosismo va a tener consecuencias, aunque esta semana en Bruselas no se concretaron, ya que el debate en Junts aún está en una fase más de planeamiento sobre el problema que de haber tomado tierra. En este marco, parece evidente que va a cobrar más importancia el debate de política general en el Parlament de los próximos 7, 8 y 9 de octubre y será en esta sesión monográfica en que los de Puigdemont mirarán de comprometer al Govern en medidas incómodas para los socialistas, pero que justifiquen, en todo caso, su política en Madrid. Dicho de otra manera, una de las conclusiones de los parlamentarios de Junts en la capital comunitaria fue dar mayor sentido a sus políticas pensando en clave catalana y en la percepción de su base electoral, también la que puedan haber perdido. A la vista está que con la ley de amnistía aprobada (pero sin regreso de Puigdemont), la cesión de competencias en inmigración a la Generalitat (pero que no se puede plasmar por la oposición, al menos, de Podemos) y el rechazo, hasta el momento, de la UE a la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, el trayecto de los de Puigdemont tiene demasiados obstáculos en el camino.
Si hay alguna cosa que preocupa por igual al PSOE, PSC y Junts es la inaplicación de la amnistía y la posición del Tribunal Supremo con Puigdemont. Ese tema se ha acabado convirtiendo en el elemento central de todas las discusiones, se hable o no de él. Va venciendo el plazo sobre las promesas hechas por los socialistas, en especial por su máximo interlocutor, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, y cada retraso en los cálculos hechos es percibido como un engaño por los independentistas. Ahora, el nuevo calendario está situado a final de año, que tendría que ser cuando en Tribunal Constitucional levantara o no la orden de detención del Supremo con Puigdemont. El PSOE sigue mandando mensajes que eso va a acabar pasando y pide tiempo. En Junts creen que eso ya no pasará y, por tanto, ya no hay más tiempo a dar. En la reunión prevista en Suiza para este jueves y viernes, este tema seguirá estando y no como les gustaría a los socialistas.