Nuevo jarro de agua fría para España. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado las previsiones económicas de todos los países desarrollados excepto las de España, a la que mantiene en una caída del PIB del 12,8% para este año 2020. Es el resumen de una perspectiva catastrófica justo cuando la segunda ola de la pandemia del coronavirus se está dejando notar de una manera importante y ya se ha adoptado el estado de alarma en Madrid y una docena y media de municipios de la Comunidad y Catalunya abordará este miércoles también restricciones importantes de movilidad de los ciudadanos, prohibición de clases presenciales en las universidades y una serie de medidas muy contundentes en bares y restaurantes donde se considera que la transmisibilidad es más alta.

Es evidente se están haciendo las cosas peor que en el resto de países cuando en el mundo industrializado tan solo España no mejora sus perspectivas para final de año respecto al informe de hace cuatro meses. Por ejemplo, los cálculos del FMI para Alemania avanzan una caída del 6% -cuando en junio era del 8%- y para Francia un 9,8 -12,5% en junio- Pero si vamos desgranando uno a uno los 17 países más industrializados vemos mejora; si se analiza la eurozona, también; lo mismo sucede con Estados Unidos, Canadá o China. Tan solo España queda clavada en la caída del 12,8% del PIB. Estos cálculos están hechos antes de que se anuncien las nuevas medidas que se están adoptando en España y que serán más drásticas en las próximas semanas. Los datos en España también constatan que la apuesta que se intentó hacer para priorizar la economía con un desconfinamiento acelerado antes del verano no atajó el problema de fondo: la economía no evolucionó lo satisfactoriamente que algunos pensaban y se mantuvieron unas cifras muy elevadas de contagio que ahora han sido clave a la hora de entender la velocidad inicial de la propagación de la pandemia

Es absolutamente necesario que las administraciones sean conscientes de esta situación que no solventan, aunque ciertamente ayudan y mucho, los ERTO que acaban camuflando cifras de paro que serían escandalosas y que acaban apareciendo convenientemente maquilladas. En el futuro habrá que preguntarse cómo es posible que la economía española no consiga levantar el vuelo cuando países de nuestro entorno en unas condiciones similares respecto al Covid-19 son capaces de mejorar sus expectativas. Pero como este análisis requerirá de un consenso más amplio que el que en estos momentos se produce en la sociedad y en la clase política para llevar algunas a cabo reformas que no son ni cómodas ni fáciles y también dejar de lado algunos dogmas económicos tan propios de la izquierda ortodoxa, lo más importante ahora es concienciar a la ciudadanía del necesario esfuerzo colectivo para implantar lo más rápidamente posible las medidas de salud pública que el Govern va a anunciar en las próximas horas.

El gobierno de Pedro Sánchez no puede seguir dedicándose al márqueting político y a la confrontación con todas las instituciones, olvidándose de la economía. Ya sabemos que no se cumplirá aquella promesa del actual inquilino de la Moncloa, que un día dijo que le gustaría ser recordado como el presidente que arregló la economía en España. Ni tampoco que de esta crisis saldremos más fuertes, como predicaban en aquella campaña publicitaria millonaria. Pero el desplome de la economía obliga a algo más que intentar arañar siempre votos al precio que sea y dejando de lado las reformas que solo el Gobierno puede liderar aun a costa de que acaben teniendo un alto coste electoral. Siempre será mejor esto que seguir tocando como los músicos del Titanic hasta que el barco, entonces sí, se haya hundido del todo.