Qué quieren que les diga, a mí el turismo me parece bien y me suena a disparate intentar cargarse el principal negocio del país. No veo que en París o Nueva York se produzcan debates de esta naturaleza, que tienen algo de irracionales: "Va bien, pues nos lo cargamos y perdemos una importante fuente de ingresos". Un total de 8.187 millones de euros han gastado los turistas que han visitado Catalunya en el primer trimestre de este año, casi un 15% más que el año pasado y una cifra que representa el 22% de lo que se han dejado en el Estado español. Son cantidades para meditar.

Y veo que en este ímpetu contra el turismo convergen muchos mundos que no sé muy bien qué intereses tienen, pero no son los míos. Primero las juventudes de Arran con sus pintadas en el bus turístico, el pinchazo de una rueda y las amenazas a los que iban dentro. No hace falta dramatizar la acción de los cupaires como se pretende en algunos ámbitos, sin embargo, ¿qué culpa tenían los turistas que con sus cámaras a cuestas o sus móviles solo querían pasar un buen rato y conocer la ciudad? También Aena, sin decirlo explícitamente, ataca de raíz al turismo. El de Catalunya, al menos. El follón que ha provocado en el aeropuerto de El Prat con los controles de seguridad no lo padece Madrid. Dirán que es victimismo apuntar que siempre pasa todo (lo malo) en el aeropuerto de Barcelona. O en Rodalies. O...

Y también está el Ayuntamiento de Barcelona, con una activista ideológica de primera hora al frente en contra del turismo. Desde el plan de hoteles suspendido a la confrontación con todos los sectores de la ciudad que tienen que ver con la promoción de este sector. Pero claro, Colau es, en estos momentos, un icono para el unionismo, ya que frena al independentismo y no se puede tocar. Muchos se lo habrán dicho pero que no se equivoque la alcaldesa: que no se haga muchas ilusiones, ya que su alianza de facto con sectores influyentes de la ciudad es solo táctica para un momento puntual. Erraría si pensara que estos apoyos son los que le garantizarán la reelección en el 2019.

Ni Arran, ni Aena, ni Colau me convencen. Seguiré estando a favor del turismo. Ordenado, pero turismo al fin y al cabo.