No deja de ser llamativo que una y otra vez sea la prensa extranjera la que pida a las autoridades españolas que deje de esconder la corrupción de la monarquía española y abran una investigación sobre las revelaciones sobre el dinero oculto en Suiza por Juan Carlos I. Dice Tribune de Genève, uno de los principales rotativos del país helvético, en un editorial que es necesario saber cuánto dinero recibió en las cuatro décadas que estuvo al frente de la Jefatura del Estado y sobre todo por qué lo recibió. La Casa Real está amurallada en su silencio, concluye.

Es obvio que la pandemia sanitaria y las decenas de miles de muertos han desplazado del foco informativo el escándalo de Juan Carlos I y la imagen de un monarca que siendo jefe de estado de un país europeo se paseaba arriba y abajo con maletines llenos de billetes supuestamente procedentes de comisiones que acababa de cobrar. Lo declaró su banquero particular y, en consecuencia, poco hay que añadir. No ha habido desde que ello se conoció ninguna declaración del monarca comisionista y por parte de Felipe VI solo ha habido un escueto comunicado en el que pretendía tomar distancia ya que en última instancia aparece como el beneficiario de las astronómicas sumas de millones de euros.

El bloque constitucionalista ha cerrado cualquier posibilidad de una comisión parlamentaria, amordazando cualquier opción de que la ciudadanía conozca lo que llegó a suceder. Es posible que sea lo único que puedan hacer, pero el degoteo de noticias y de nuevos casos va a ser incesante en el futuro. Además, van a convivir mal la crisis económica, que va a ser muy dura y muy cruel, y la corrupción en la más alta instancia del Estado. Quizás por eso, a Juan Carlos I ya se le ha hecho desaparecer en vida de cualquier lugar público y ha pasado en un plis plas de ser el campechano a el olvidado.

Pero el dossier sobre la corrupción de la familia real ahí está. Falta justicia y es la hora de descubrir el pastel, dice Tribune de Genève. Pero el deep state ya ha zanjado el tema: España no está ni dispuesta, ni preparada para ello.