El cese del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por parte del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, alegando "pérdida de confianza" no deja de ser un ejemplo descarnado, y, en parte, trágico, de cuál es la situación real de la vida pública española.

El hombre que salió a hombros por su gestión de la violencia policial en el referéndum de independencia de Catalunya del 1 de octubre de 2017 y que comandó las fuerzas de orden público de la represión,  a raíz de la que resultaron heridas de diferentes consideración un total de 1.066 personas, no ha podido mantener el cargo de jefe de la Guardia Civil en Madrid. Ha sido después de que un informe enviado al juez abriera la puerta a investigar la responsabilidad del doctor Fernando Simón y al delegado del Gobierno en la Comunidad en la pandemia. 

El ministro Marlaska, con el beneplácito de Pedro Sánchez, obviamente, ha adoptado una decisión que da idea del nivel de conflicto entre el gobierno socialista y el deep state. De los Cobos es un pata negra de lo que se puede entender como "el Estado". Sánchez y Marlaska han destapado una caja de Pandora que, si algo evidencia, es que el Gobierno tiene abiertos una serie de frentes que van más mucho allá de las clásicas trifulcas entre los partidos políticos.

El hombre que tuvo a su mando todo el operativo policial del 1-O y que mantuvo durante todo el juicio a los presos políticos en el Tribunal Supremo una actitud a veces soberbia y otras arrogante, no solo sobrevivió a aquel episodio de una innecesaria violencia policial sino que fue premiado por sus servicios al Estado. Todo vale para ir contra los independentistas pero, por lo que parece, no todo vale para otras cosas. Porque si algo tiene el coronel De los Cobos es que no engaña: él es la autoridad. ¿A qué viene que Marlaska se sorprenda? No puede ser tan ingenuo.

Hace varias semanas que prevengo a mis lectores sobre el pulso titánico, en  muchos sectores importantes de Madrid, para encontrar una vía para que la justicia entre en el tema de la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus. De los Cobos ha abierto una vía de agua y el informe de la Guardia Civil remitido a la juez a espaldas de sus superiores es toda una bomba de relojería retardada. El objetivo, al final, no es otro que establecer la negligencia del Gobierno autorizando la manifestación del 8-M en Madrid cuando ya había suficientes indicios para suspenderla por la covid-9. Jueces y militares, actores invitados de una España desnortada. 

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