Si polémico fue en su día que, en un año en que muchos ciudadanos tienen que apretarse el cinturón porque su situación económica ha ido a mucho peor, los presupuestos generales del Estado para este 2021 contemplaran un crecimiento de la partida para la Casa Real de un 6,9% hasta alcanzar los 8,4 millones de euros, mucho más preocupante empieza a ser que, de un tiempo a esta parte nos vengamos enterando de que otras partidas también camuflen dinero opaco que acaba teniendo como último destinatario el Palacio de la Zarzuela. En los últimos días hemos sabido que Patrimonio Nacional se hace cargo de gastos que, en principio, poco o nada tienen que ver con el patrimonio de un estado y que, en el fondo, se le utiliza como tapadera de gastos cuando menos discutibles.

Así, supimos el pasado día 14 que Juan Carlos I cuenta con tres ayudantes de cámara que se encargan de asistirle en sus necesidades en los Emiratos Árabes Unidos desde el pasado mes de agosto. A estas tres personas habría que añadir un número indeterminado y desconocido por ahora de agentes de seguridad. Los asistentes, que pagaría Patrimonio Nacional, organismo dependiente de la vicepresidenta Carmen Calvo, sería, en la práctica un servicio gratis que le ofrece el Estado al rey emérito y que no ha sido restringido en ningún momento pese a su fuga al extranjero a raíz de los casos de corrupción que le rodean. Respecto a los agentes de la policía o de la Guardia Civil, la opacidad aun es mayor ya que el Ministerio del Interior se niega a facilitar cualquier información alegando razones de seguridad.

Este lunes hemos sabido un nuevo gasto que escapa de la partida de Casa Real y acaba abonando Patrimonio Nacional y que asciende a 500.000 euros. Se trata del mantenimiento de tres piscinas, dos de verano y una climatizada para el invierno, para uso y disfrute de la familia real y sus invitados. Este medio millón de euros debe servir para la limpieza diaria de los filtros, y el control higiénico de la calidad del agua. Como esto es todo lo que detalla el epígrafe, poco más podemos conocer. Aunque sí parece mucho dinero por el cuidado de tres piscinas ya que acaban siendo 1.370 euros diarios, poco menos de 500 euros por piscina y día.

Uno de los mayores problemas de la monarquía española, no el único, es la falta de empatía de los actuales reyes para acercarse a las preocupaciones de los ciudadanos. En Catalunya esto se plasmó de una manera muy significativa con el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017 y que supuso la ruptura de amarras de la familia real con una parte muy mayoritaria de los catalanes. No fue un desencuentro con el mundo independentista, que también, sino que la manera como abordó la violencia policial, el silencio que mantuvo pese a la perplejidad de muchas cancillerías, incluso le alejó de una parte significativa del unionismo de derechas y, sobre todo, de izquierdas. Lo más preocupante es que no ha habido una reflexión sobre aquel error sino un mantenimiento de posiciones.

En los últimos tiempos, con la pandemia, nada le ha ido a la monarquía mucho mejor. No son tiempos en que el lujo y el despilfarro coticen al alza ya que la situación de cada vez más ciudadanos que han perdido el empleo, están en un ERTE, han tenido que cerrar su negocio o no pueden seguir como autónomos es asfixiante. La monarquía puede ser un magnífico objeto de decoración en épocas de calma pero los tiempos no son ni mucho menos esos. Y parece que en aquel palacio nadie quiere darse cuenta.