¿Qué está sucediendo realmente para que la generación silver esté ganando, de golpe, posiciones en lugares estratégicos y de máxima responsabilidad? Primero fue en la empresa, donde se ha empezado a valorar que la edad es lo de menos y que el retorno de los séniors ayudaría a que la compañía ganara en confianza. Muchas de las grandes así lo han hecho y no les ha ido precisamente mal. Pero ahora, súbitamente, parece haber llegado a la política. Aquella moda de que había que rejuvenecer los partidos —de golpe, todos los políticos parecían viejos y parecía que había que conquistar con nombres de la denominada generación X— ha desaparecido y la moda de los Casado (41), Rivera (42), Arrimadas (41), Lastra (43), Teodoro García (37), Hector Gómez (43), por citar unos cuantos de los que han ocupado titulares políticos estos últimos años, se ha esfumado de la vida pública.
En parte, porque no han sido capaces de generar confianza y la magnitud de la crisis económica que viene va a reforzar la idea de contar con valores seguros que van a ser identificados también por su experiencia. Lo ha entendido así el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que ante el desplome electoral en el que se encuentra después del estrepitoso fracaso de Andalucía ha tirado del fondo de armario socialista para colocar al frente del grupo parlamentario en el Congreso al exlehendakari Patxi López en lugar de Gómez. López, de 62 años, lo ha sido casi todo en el PSOE, ya que empezó como diputado en las Cortes en 1987. En estos 35 años también hay una etapa como presidente del Congreso de los Diputados y más de quince años como secretario general del PSE. Otro caso parecido es la andaluza María Jesús Montero, de 56 años, ministra de Hacienda y Función Pública, que sustituirá a Lastra.
Si nos acercamos a Catalunya, el caso más llamativo es el más que posible retorno a la vida pública del exalcalde de Barcelona Xavier Trias como candidato de Junts a la capital de Catalunya en las próximas municipales. Elsa Artadi lo fue con 42 años en 2019 y Trias lo será en 2023 con 76 años. No está encima de la mesa la edad del candidato, al contrario, su experiencia se considera el principal activo, unido en este caso a las condiciones como le arrebató Colau la alcaldía en medio de la guerra sucia por unas cuentas inventadas y que ahora sabemos que fue una operación policial y mediática además preparada. Ernest Maragall, el candidato de Esquerra Republicana, concurrirá con 80 años, una edad a la que ningún candidato se ha atrevido a afrontar un reto tan importante desde las primeras elecciones municipales en 1979, y las encuestas le dan como el favorito. En las últimas elecciones al Parlament, los candidatos de la CUP ya fueron Maria Dolors Sabater (61 años) y Carles Riera (62).
¿Cuáles son los consellers de la Generalitat más valorados por la opinión pública? Josep Maria Argimon (64 años), Jaume Giró (58) y Joan Ignasi Elena (54), algo más joven, pero ya alcalde de Vilanova en 2005. Alberto Núñez Feijóo, 60 años, sin hacer prácticamente nada desde que accedió a la presidencia del Partido Popular, ha revertido el imparable tobogán en que había situado el partido Casado para convertirlo en una cómoda escalera en la que cada mes se está electoralmente unos peldaños más arriba. Podríamos seguir, ya que los ejemplos se han ido amontonando a medida que se creaba un ambiente de enorme pesimismo sobre la situación económica a partir de septiembre por la crisis del gas que se origina con la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la respuesta de Occidente.
Mucho me temo que no es una moda y que hasta que la economía no recupere épocas de bonanza, que veremos cuándo será, va a ser una constante y un cambio que ha venido para quedarse.