Cambio de personas… y poca cosa más. Este es el resumen de lo que supone, en realidad, la elección de Juanfran Pérez Llorca para relevar al presidente del País Valencià, el dimitido Carlos Mazón. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, despejó este martes la pequeña incógnita que había y anunció públicamente el candidato escogido para tratar de sacar al partido conservador del lodazal político en que se encuentra. Feijóo al ungir a Pérez Llorca como aspirante a relevar a Mazón realiza tres movimientos en uno: deja meridianamente claro que su opción no es ir a elecciones autonómicas y que la crisis se tiene que zanjar con un candidato posibilista; no apura el plazo que tenía de doce días para proponer candidato a la Generalitat Valenciana y que empezó a correr el pasado día 4; y, finalmente, designa el aspirante preferido de Vox, con lo que evita un encontronazo con la formación liderada por Abascal. El día escogido, además, es el de la comparecencia de Mazón en la comisión de investigación del parlamento valenciano que analiza la respuesta de las administraciones ante el trágico episodio de la DANA que dejó 229 muertos, con lo que trata de generar en la opinión pública un debate sobre el futuro, que deje atrás la pésima gestión del dimitido presidente.
Pérez Llorca es alcalde desde 2015 de Finestrat —municipio de la Marina Baixa, en las comarcas alicantinas, de unos 8.000 habitantes—, cargo que ha revalidado con amplias mayorías absolutas en 2019 y 2023, alcanzando el 73,4% de los votos en las últimas municipales. También es portavoz en el parlamento valenciano, con muy buenas relaciones con Vox, aunque su fama de dialogante le ha permitido cerrar algunos pactos estratégicos con Compromís y Ens Uneix. Es hombre de absoluta confianza política de Mazón, que se lo trajo de Alicante, otra cosa que tienen en común, y se ha movido con acierto en la fontanería del PP, algo que le ha evitado estar en el centro de las polémicas en los dos años que lleva en la política de primer nivel. No era el candidato ideal ni de la sede central de Génova en Madrid, ni de los populares valencianos, pero la dimisión de Mazón, el descartarse elecciones y, en consecuencia, el reducirse la elección a uno de los diputados, ha eliminado a los favoritos y ha emergido la opción Pérez Llorca.
Feijóo designa el aspirante preferido de Vox, con lo que evita un encontronazo con la formación liderada por Abascal
Si supera la investidura, cosa que todo el mundo da por seguro, no lo tendrá ni mucho menos fácil. La pésima gestión de Mazón de la crisis y el cúmulo de mentiras acumuladas en su haber hacen aún imposible a estas alturas tener una versión definitiva de lo que pasó en aquellas horas. Y eso, con el tiempo transcurrido —las inundaciones se produjeron la noche del 29 de octubre de 2024— es realmente insólito. La falta de explicación veraz sobre donde estaba el president de la Generalitat valenciana en algunos agujeros negros de aquellas horas emponzoña cualquier intento de explicación de los populares. De hecho, la única línea de actuación política que llevan a cabo para defenderse ante la opinión pública tiene que ver con la falta de información por parte del gobierno español primero y la falta de cooperación después. También con el hecho de que Mazón se ha explicado en la comisión de investigación del Parlament —que PP y Vox controlan—, cosa que han rehusado los responsables del gobierno español.
De todas maneras, la estrategia del PP en el País Valencià no ha caído en saco roto. Una encuesta reciente del diario Levante a la pregunta de cómo valoraba de forma genérica la gestión del actual gobierno valenciano, el 11,6% respondía buena o muy buena, el 40,8% regular y el 47,6% mala o muy mala. La misma pregunta sobre los partidos de la oposición al gobierno valenciano arrojaba estos resultados: 5,8% buena o muy buena, 33,7% regular y 60,5% mala o muy mala. Si hemos de hacer caso a estos datos, los valencianos aún valoran peor la gestión de PSPV y Compromís en el Pais Valencià que la del gobierno de Mazón. Así se entiende también que las encuestas no apunten a un cambio de gobierno, por más que las movilizaciones en la calle en contra del Govern sean de una intensidad pocas veces vistas y con una periodicidad muy alta. Es cierto que la imagen de Mazón sale literalmente arrasada, pero los resortes de las derechas siguen siendo sólidos.