Superada la primera barrera de desconfianza entre el PSOE y Junts, con la investidura de Pedro Sánchez el pasado mes de noviembre. Muy avanzada la negociación entre ministros de Asuntos Exteriores para que el catalán sea considerado idioma oficial en las instituciones europeas, si se cierra el acuerdo preliminar existente del Consejo de la Unión Europea y no surgen nuevos escollos. Y con la situación más tensa vivida nunca por un presidente del gobierno desde la época de Adolfo Suárez, con buena parte del deep state segándole la hierba para que descarrile de la manera que sea y al precio que haga falta, inician hoy ambos partidos una fase inédita y no vivida nunca antes en la política española. Una mesa de negociación en el extranjero, con verificadores internacionales, debatiendo sobre asuntos que ninguno de los dos grandes partidos españoles ha querido nunca abordar como solución al conflicto: un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya amparado en el artículo 92 de la Constitución y un salto en la autonomía financiera de Catalunya a través de una cláusula de excepción en la LOFCA que reconozca la singularidad en que se organiza el sistema institucional de la Generalitat y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya.

Aunque parezca exagerado, es normal el secretismo que rodea la cita de Suiza. Responde más al miedo socialista por el paso que está dando y la seguridad de no saber si está pisando suelo firme que a cualquier otra cosa. Tampoco debe ser tan fácil explicar un abrupto cambio de guion que solo parece encontrar detractores en España. Al menos, solo los opositores parecen dispuestos a salir a la palestra. En el parte de este viernes está el siempre parlanchín presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, con su última ocurrencia asegurando que si hubiera sido diputado en el Congreso, no habría votado a Sánchez. El pusilánime barón socialista ha perdido muchos enteros últimamente, ya que, en un intento de hacer guiños a la derecha, ha acabado alejado tanto del PP, al que pretendía agradar, como del PSOE en el que milita.

El PSOE y Junts se han dotado de un mecanismo internacional que tendrá las funciones de acompañar, verificar y hacer seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue

El segundo flash informativo ha sido la nueva pulla del CGPJ, el órgano de gobierno de los jueces, y cuyo presidente interino, Vicente Guilarte, ha hecho en Bilbao un llamamiento a "rebelarse todos" si en algún momento se cita a declarar a algún juez en una comisión parlamentaria, porque considera que es una "línea absolutamente roja". Las declaraciones no las ha realizado en una barra de bar, sino en el acto de clausura del XXVI Congreso Nacional de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) y solo son entendibles en el marco de la guerra abierta entre el poder ejecutivo y el legislativo frente al judicial. Es obvio que hay signos más evidentes de ello y no pasa un día sin que la situación sea un poco peor que el día anterior. Si la cara es el espejo del alma, alguien debería parar atención a la rigidez de Sánchez últimamente y su gesto tenso. También a la seriedad de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Con todo este marco de fondo, PSOE y Junts se han dotado de un mecanismo internacional que tendrá las funciones de acompañar, verificar y hacer seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue. La Fundación suiza Henry Dunant hace de anfitriona de las partes por su reconocida experiencia internacional en este tipo de conflictos. Las otras partes del póquer internacional es posible que se den a conocer este sábado o no. Al menos, sí deberá conocerse quién será la personalidad que hará las veces de portavoz. El secretismo de estas reuniones es muy probable que acabe siendo como poner puertas al campo y el ejemplo más claro han sido las carreras de este viernes en el aeropuerto de Ginebra. Además, Junts sabe que necesitará triunfos en los próximos tiempos. Mientras, el PSOE intentará retardar al máximo las cesiones. Así empieza esta nueva partida.