Después de dos Champions femeninas consecutivas y tres de las cuatro últimas, se puede asegurar que el Fútbol Club Barcelona ha cogido el relevo del Olympique de Lyon al frente del trono continental. Aunque el equipo francés es con mucho el más laureado, ya que tiene ocho títulos continentales desde 2011, el equipo blaugrana ha logrado este sábado en Bilbao desplazarle del liderazgo que tenía al ganarlo por 2-0, en un partido que ha logrado el récord de movilización de aficionados blaugrana en todas las disciplinas deportivas y alcanzar la cifra de 40.000 culés en San Mamés, unos miles de aficionados más del que era el mayor récord de movilización en la histórica final de la Recopa de 1979 en las gradas del Saint Jakob Stadium de Basilea.

En la parte deportiva, el tercer título de Champions es el premio a un trabajo continuado desde hace muchos años —los dos últimos técnicos, Lluís Cortés y Jonatan Giráldez, tienen mucho mérito— por dotar a la sección de grandes jugadoras y conformar un equipo compacto y alejado de las polémicas, que siempre se producen en el equipo masculino. En el aspecto puramente de apoyo social, arraigo ciudadano y sensibilización con unos colores y con un país, el equipo femenino ha logrado en muy pocos años transmitir unos valores y compactar una afición que disfruta con su fútbol, sus éxitos y, sobre todo, con su actitud de tratar de ser una gran familia.

Es una lástima que otras entidades deportivas y clubes de fútbol españoles no se lo tomen tan en serio y no inviertan lo suficiente para darle al equipo femenino el último empujón que necesita para competir en pocos años de igual a igual con el masculino. Ahora sería el momento de dar el último salto, ya que la afición existe de sobras y una nueva generación de aficionados y aficionadas se han subido al carro del fútbol femenino, que cada día tiene un mayor número de aficionados en sus estadios. Empezando por el Real Madrid, que no pasó de la fase de grupos, donde consiguió tan solo un punto en seis partidos. En la Liga española, la diferencia entre el Barça y el resto de los equipos es abismal y en esta última temporada, de los 28 partidos jugados, el balance ha sido de 27 ganados y uno empatado.

El equipo femenino ha logrado en muy pocos años transmitir unos valores y compactar una afición que disfruta con su fútbol, sus éxitos y con su actitud de tratar de ser una gran familia

Fruto de esta ambición, el Barça ha cerrado una temporada histórica con los cuatro títulos posibles: la Champions League, la Liga española, la Copa de la Reina y la Supercopa de España. Al frente del grupo, en el terreno de juego, dos símbolos del barcelonismo como Alèxia Putellas y Aitana Bonmatí, que en los últimos años se han hecho con los principales galardones individuales y colectivos. Vale la pena seguir en este camino de compromiso, esfuerzo y éxitos, que, al final, acaban siendo siempre un ejemplo para una sociedad que siempre busca ídolos, y esta generación de deportistas son todo un ejemplo.