Del agravio al desagravio, del vacío a los aplausos. Así ha sido el camino del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, entre congresos económicos. Justo dos semanas después de vivir en primera persona el misterioso caso de la "desaparición" de las preguntas durante la XXXIII Reunión del Cercle d'Economia en Sitges, Puigdemont tuvo la oportunidad de sacarse la espina frente al mundo empresarial en el VII Congreso Catalán de Contabilidad y Dirección organizado por la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección (ACCID).

Puigdemont EP

En este último congreso celebrado este jueves y viernes en la escuela de negocios IESE, Puigdemont aseguró en la inauguración que "el progreso económico de una Catalunya independiente está fuera de cuestión". Los más de 400 empresarios y directivos que llenaban el Aula Magna, obsequiaron su intervención con un fuerte aplauso y un turno de 23 preguntas. El presidente de ACCID y diputado de Junts pel Sí, Oriol Amat, que ejercía de moderador, las leyó de un tirón (replicando el modelo de los tribunales con las tesis doctorales): fecha y pregunta del referéndum, diálogo con el gobierno español en el tramo final del proceso o el impacto de la independencia respecto fondos europeos, euro, seguridad jurídica, deuda pública o pensiones, entre otros. "No sabía que había un examen", bromeó Puigdemont con la tranquilidad de poder explicarse y justo antes de responderlas todas.

Una pregunta solitaria

Las comparaciones son odiosas y sobre todo cuando se trata cifras. Tal como es tradición, el president de la Generalitat inauguró también el encuentro anual del Cercle en una sala con bastantes sillas vacías. Y a diferencia del resto de años, recibió una única y solitaria pregunta después de unos inacabables instantes de espera vestidos con unas risas nerviosas del presidente del lobby empresarial, Juan José Burgera, que había anunciado "un pequeño espacio de diálogo". Además, en contra del protocolo del Cercle, no la leyó al moderador sino el mismo empresario que la formulaba.

La pregunta (en castellano) decía así: "Presidente, en Catalunya no se dan las condiciones equitativas para un referéndum porque el Gobierno no es neutral y los medios de comunicación catalanes hace años que adoctrinan contra España y ocultan las graves consecuencias." Y Puigdemont, siempre dispuesto a hablar de todo incluso cuando la pregunta no es del todo una pregunta sino más bien una reflexión, mostró una opinión "claramente discrepante". "En Catalunya nos podemos sentir orgullosos en general de tener un sistema de medios de comunicación que se caracteriza por su diversidad y pluralidad", respondió antes de emplazar al Estado español a lucir esta misma pluralidad.

Puigdemont Burgera Sergi

Pero el caso que nos ocupa no es el contenido de esta pregunta que hizo remover a más de un empresario en su silla sino la cantidad. 23 a 1. "Necesitamos datos para contrastar argumentos en tiempo de postverdad", aseguraba Puigdemont este mismo jueves. Y no es que a unos les guste preguntar mucho y a los otros muy poco. La clausura del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, con doble aplauso o la intervención del ministro de economía, Luis De Guindos, en Sitges son una prueba difícilmente refutable. Según pudo saber El Nacional, había tarjetas con preguntas para el president de la Generalitat que recogieron las azafatas y que finalmente no se formularon. ¿Boicot o incompetencia? El por qué no queda claro...

Al fin y al cabo, una situación incómoda que después del examen del congreso de ACCID, debe remover todavía un poco más los cementos del Cercle d'Economia.