El Estado se la jugó ejerciendo presiones para que las empresas trasladaran sus sedes fuera de Catalunya después del 1 de octubre del 2017. Según las conclusiones del Colegio de Economistas de Catalunya sobre los efectos de la reacción del Estado después del 1-O, presentadas hoy por los economistas Modesto Guinjoan y Albert Carreras, consideran que "tanto en el sector público -con el 155- y en el sector empresarial, el Estado quiso demostrar quién manda aquí económicamente". Unas actuaciones que finalmente, aseguran, "han sido de impacto económico muy bajo" sin embargo "una gran herramienta de propaganda política del Estado".

Con todo, aseguran que esta demostración de poder "no se hizo de la manera amigable, sino autoritaria", y "las operaciones de retirada de fondo no estuvieron exentas de riesgo financiero, y el Estado se hacía responsable. El Banco de España ha dicho muchas veces que una retirada repentina de 1.000 millones de un banco lo haces entrar en zona de riesgo, el Estado se la jugó", asevera Guinjoan.

El Estado quiso demostrar quién manda aquí" - Guinjoan

El entramado de la retirada de fondo por parte del Estado de varias entidades financieras para forzar el traslado masivo de suyos que adelantó el diario Ara el octubre pasado, hoy tiene ya una cifra: según datos estudiados del Banco de España, el Estado retiró fondos por valor de 30.000 millones de euros entre el sector público y el privado; una cifra que a fecha de hoy se ha reducido a 17.000 millones, teniendo en cuenta los fondos que acabaron volviendo.

Por otra parte, el Colegio también ha estudiado los efectos de la aplicación del artículo 155, en el que según sus cálculos, los costes directos son de 130 millones de euros, y los costes de pérdida, bloqueo de operaciones o retrasos superan los 1.800 millones de euros, "pero lo más importante es la pérdida del autogobierno, que empezó con la pérdida de la capacidad de la Generalitat de defenderse ante los tribunales".

La campaña del miedo, fracasado

Ahora bien, según los expertos, en la práctica la mayor incidencia no fue económica. "Sí que dejó de funcionar el autogobierno, sí que se marcharon sedes sociales, pero no acabó la actividad económica. En la práctica este conjunto de instrumentos ha sido un buen sistema de propaganda política en torno a la economía", y aseguran que "tener esta actitud en el ámbito financiero comportaba riesgos que creemos que se podrían haber evitado".

De hecho, casi dos años después del fenómeno "fuga", los expertos demuestran que la incidencia económica que ha tenido en la economía es prácticamente nula. "El impacto real a la economía ha sido bajísimo, hasta fecha de hoy la incidencia ha sido pequeña o prácticamente nula", explica Guinjoan. "La muestra de eso es que la economía catalana va como una moto, y ha seguido yendo a pesar de todo. En la práctica lo que cuenta se que a pesar de esta reacción del Estado en el ámbito económico, el impacto es poco". Un fracaso de la campaña del miedo que orquestó el gobierno de Rajoy.

El impacto en el turismo es el más real que se produjo, por las imágenes de le cargas del 1-O" - A. Carreras

El único ámbito en que los expertos coinciden en que sí que se vio perjudicado en parte es el del turismo. "Es el impacto más real que se produjo, los ingresos por actividad turística cayeron en octubre 2017 y el cuarto trimestre del 2017 en general", explica Carreras. "Pero donde hay una discusión es que la causa mayor fueron las imágenes de cargas policiales y los enfrentamientos que se han visto en todo el mundo. Vale a decir que las manifestaciones se han podido hacer con las tiendas abiertas y los tenderos estaban contentos porque creían que podían vender más, pero las cargas policiales asustan. Cuando se percibió que este riesgo había desaparecido, la afluencia del turismo volvió a la normalidad", asegura.

La moción de censura tuvo más peso

Los impactos sobre Credit Default Swaps (CDS), buenos y delgaduchos de riesgo "fueron existentes pero relativamente pequeños comparados con otros episodios como la moción de censura". De hecho, este hecho lo explicamos en un reportaje en El Nacional, en el que se demuestra que comparando las fluctuaciones bursátiles y la prima de riesgo entre los dos periodos -post 1-O y moción de censura de Rajoy-, la moción aportó una incertidumbre mucho más elevada a los inversores.

La moción de censura hizo caer el Ibex más en un 6,19%; después del 1-O cayó un 2,7%"

De hecho, desde que se empezó a hablar de una posible moción de censura el 23 de mayo, la bolsa lo notó. El día 25 de este mes, después de las declaraciones de Pedro Sánchez dejando también abierta la posibilidad de elecciones si él ganaba la moción, el Ibex perdió 300 puntos en cuestión de minutos. El momento de incertidumbre política en España afectó directamente en la bolsa, especialmente en los bancos. El hundimiento del Ibex duró hasta el martes 29 de mayo, con unas caídas acumuladas del 6,19% en sólo cinco jornadas. Unas caídas que vinieron acompañadas de un aumento disparado de la prima de riesgo española. Después de la moción y la toma de poder de Pedro Sánchez, el índice se volvió a estabilizar en cierta medida, pero ya no ha recuperado -hasta el momento- la cota del 10.000 puntos.

Por otra parte, del 2 de octubre al 31 de diciembre del 2017, el Ibex cayó un 2,7% con ligeras volatilidades, una caída que podría llegar a alarmar, pero hace falta tener en cuenta que del 11 de mayo del 2018 a septiembre del 2018, el índice español cayó hasta un 9,7%. Con respecto a la prima de riesgo, la catalana aumentó 20 puntos después del 1-O, pero a finales de año ya bajó 50. La delgada española, en cambio, pasó de 65 a 130 puntos después de la moción, según explica Guinjoan.

¿Y cómo es esta falta de incidencia? Según los economistas, podían ser dos cosas: "Los agentes no percibían que realmente hubiera un riesgo de independencia, o creían que la independencia no era un riesgo", pero no se tienen las herramientas para evaluar cuál de las dos es la buena.

Por último, las empresas que trasladaron su sede, ¿por qué lo hicieron? Los expertos detectan 3 posibles motivos: por presiones de proveedores y clientes, por convicción política o por las presiones del Estado. Con todo, "la retirada de depósitos hacía inevitable el movimiento de sedes, ya que los impactos inmediatos en bolsa fueron muy grandes y no daban otra opción", acaban a los economistas.