En un buen año turístico la ocupación en la Costa Daurada rozaría el 100% alrededor del 15 de agosto, uno de los momentos más álgidos de la temporada. Este año, sin embargo, las cifras rondan entre el 50% y el 60% por término medio, según apunta en la ACN Xavier Guardià, portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona (FEHT).

Sin embargo, la covid-19 ha dejado casi la mitad de los hoteles con la persiana bajada. Después del 30% de julio, el mercado catalán y del resto del Estado han impulsado la ocupación, junto con un goteo de visitantes franceses. Mientras tanto, en el interior y en el delta del Ebro se ronda el pleno, con mejores registros de los esperados al inicio de temporada.

A pesar de todo, el sector asegura que el mercado de proximidad ha respondido y se ha animado a echar una mano en el territorio. En un año normal los visitantes catalanes y del resto del Estado -sobre todo de Aragón, Navarra y el País Vasco- suponen la mitad de los turistas que visitan la zona.

Turismo extranjero

Un tema aparte es el turismo extranjero, que este año sencillamente ha "desaparecido", según afirma el director del hotel Golden Port Salou & Spa, Daniel Terrats. Aparte de los rebrotes y los confinamientos selectivos, los grandes golpes para el sector han sido la imposición de cuarentenas en lugares como el Reino Unido y las recomendaciones de varios gobiernos de no viajar a Catalunya. Sin embargo, los empresarios turísticos confirman un repunte de los visitantes franceses en los últimos días. Lo atribuyen al hecho de que pasar aquí las vacaciones lo cuesta bastante menos dinero que veranear a su país.

Después de un julio muy negativo con una ocupación del 30% en hoteles y de un 50% en los campings, en agosto los registros han mejorado. Los datos no son uniformes en todos los negocios ni en todas las zonas, pero la FEHT sitúa la actividad en torno al 60% en la hostelería, entre el 45% y el 60% en los campings, y entre un 45% y un 55% en los apartamentos. Aparte, las zonas con más peso de las segundas residencias, como es el caso del norte de la Costa Daurada, también tienen bastante movimiento de visitantes.

"Este año difícilmente nadie gana dinero", advierte al portavoz de la FEHT, Xavier Guardià. El objetivo del sector, explica, ha sido conservar el grosor de los puestos de trabajo, no desatender a la clientela habitual y mantener el pulso de la destinación. Según Guardià, la "madurez" del empresariado juega a favor. "Si eso nos hubiera pasado hace 20 o 25 años hubiera sido un desastre", reconoce. Ahora bien, según la federación, si la crisis se alarga más allá de esta temporada la situación se complicará porque hay hoteles que no facturan nada desde el 2019 y la amenaza de cesar la actividad podría convertirse en una realidad.