Una semana después que el Reino Unido celebrara un referéndum que pasará a la historia por el (in)esperado sorpasso del Brexit al Bremain, la incertidumbre pesa y las oportunidades aprovechan cualquier brecha para asomar la cabeza y sobreponerse al catastrofismo. La Generalitat ya mostró este miércoles su predisposición a acoger aquellas empresas que abandonen la City y "visualizar" que Catalunya es un buen lugar para invertir. Y en esta misma línea, la inmobiliaria Coldwell Banker Prestige ha anticipado que el Brexit supone también una "oportunitat" para el mercado inmobiliario de Barcelona al tratarse de una ciudad altamente "atractiva".

Barcelona, que se ha situado como la quinta ciudad europea donde más ha crecido la contratación de oficinas en los últimos 10 meses, cuenta con dos grandes ventajas comparativas: un menor precio de sus oficinas y buenas comunicaciones con Europa. Más concretamente, las oficinas de Barcelona tienen un precio medio de alquiler por metro cuadrado cercano a los 10 euros mensuales, lo que supone una cifra ocho veces menor que en Londres, donde el precio puede alcanzar los 82 euros.

Y más allá del potencial ahorro en el coste de las oficinas, "muchos empleados podrían encontrar interesante una rebaja de sus sueldos a cambio de trasladarse a una ciudad con los precios más bajos empezando por el propio coste de la vivienda, con lo que su poder adquisitivo podría mantenerse, con una altísima calidad de vida y donde hay una gran oferta de escuelas y centros educativos británicos de alto nivel", ha asegurado el consejero delegado de Coldwell, François Carriere. Tampoco queda descartado que el traslado de compañías radicadas en Londres tenga consecuencias alcistas sobre el mercado de la vivienda de alquiler, con especial foco en el alto standing. 

La City relegada

Los rumores acechan la City, que podría quedar relegada como una gran plaza financiera. Y ante las dudas acerca de cómo se llevará a cabo la transición y de cómo ésta afectará a las inversiones y relaciones comerciales con los miembros de la UE, Frankfurt y París se frotan las manos y ya ponen en marcha sus respectivas candidaturas para acoger a las empresas británicas. Sin embargo, Barcelona ni quiere ni tiene por qué quedarse atrás. Además del bajo precio de las oficinas y las buenas comunicaciones con Europa, la capital catalana también cuenta, según Coldwell con una playa, un aeropuerto a tan solo 15 minutos del centro y "buenas relaciones humanas".

"A menudo se nos olvida que Barcelona y Madrid son también importantes centros de negocios y que muchas empresas que hoy operan desde Londres necesitan tener, como mínimo, una filial con sede en un país de la Unión Europea para poder seguir operando y prestando servicios en el interior del bloque comunitario", ha asegurado Carriere. El Brexit hará desplazar tanto el personal como la infraestructura de "muchos negocios de la City" y la diferenciación de cada ciudad será clave para mostrarse más atractiva que el resto en materia de inversiones. 

Pero no todo es potencialmente bueno, ni mucho menos. Sin ir más lejos y dentro del mismo sector inmobiliario, varios compradores británicos ya han paralizado sus operaciones de compra de propiedades en las zonas de costa que ahora tienen un precio un 15% más caro que antes.  Y tras un breve espejismo de oportunidad, vuelve el catastrofismo impulsado hasta el momento por la devaluación de la libra y la caída de las bolsas.