El verano pasado ya hubo un gran alboroto en el aeropuerto de El Prat por la huelga de los trabajadores de Eulen, el personal de seguridad del aeropuerto. Este año, las colas en los aeropuertos, las horas de espera y las pérdidas de vuelos tienen todos los números para repetirse. Aunque los motivos son diferentes, las consecuencias son las mismas: aglomeraciones, quejas y caos justo en medio del periodo de vacaciones de verano.

Las compañías IAG y Ryanair ya avisaron hace unos meses de que preveían "un verano negro", principalmente por las huelgas de los controladores franceses. A este augurio, pues, se suman la huelga de los tripulantes de cabina de Ryanair, la huelga del personal de tierra de Iberia en El Prat y los retrasos y cancelaciones recurrentes de Vueling.

Ryanair, un pulso sin fin

Por una parte, la huelga ya oficializada de los tripulantes de cabina (TCP) de la aerolínea irlandesa Ryanair, que empezará mañana miércoles, y están previstas para los días 25 y 26 de julio. Una huelga que comportará, como mínimo, la cancelación de 200 vuelos diarios en España y hasta 600 en total en toda Europa, ya que afecta también a Portugal, Bélgica e Italia.

La protesta, encabezada por los sindicatos españoles USO y Sitcpla, el portugués SNVPAC, el italiano UIL y el belga CNE pretende denunciar las "penosas condiciones laborales que actualmente soportan". Según afirman, "el 75% de la plantilla está contratada a través de empresas de trabajo temporal, sujeta a la legislación irlandesa, sin salario base y cobrando únicamente por las horas de vuelo, lo que provoca una tremenda inseguridad e inestabilidad laboral".

Aunque se mantuvieron reuniones de mediación, no se llegó a ningún acuerdo y el sindicato USO aseguró en su momento que no descarta ampliar la huelga, si después del 25 y el 26 de julio no se consiguen las peticiones sindicales.

Ante la situación de pánico de lo que este paro puede suponer en los aeropuertos, sobre todo en Madrid y en Barcelona, el Ministerio de Fomento fijó unos servicios mínimos que establecen que la aerolínea tiene que cubrir el 59% de los trayectos en el España sin alternativas o alternativas superiores a las cinco horas y los internacionales. Asimismo, Ryanair tendrá que operar el 100% de los vuelos entre las islas. Una decisión que no gustó a los huelguistas.

Por último, el consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, amenazó ayer con una reprogramación de los vuelos que tenía previstos para el invierno, reducir flotas y tomar decisiones que implicarían "pérdidas de puestos de trabajo" en los países donde las "huelgas innecesarias están dañando la confianza de los clientes". En definitiva, un toma y daca entre los trabajadores y la compañía que todavía no tiene desenlace.

Iberia, ¿un posible acuerdo?

El comité de empresa de Iberia Barcelona convocó cuatro jornadas de huelga para esta semana y la siguiente, los días 27 y 28 de julio y los 3 y 4 de agosto en el aeropuerto de El Prat. El sindicato mayoritario, la UGT, lo atribuye a la "falta de diálogo" con la compañía y se queja de la sobrecarga de trabajo, la falta de personal y los incumplimientos "sistemáticos" de los acuerdos conseguidos con la parte social. También reitera la necesidad de un plan industrial para el aeropuerto de barcelonés, que incluya la contratación necesaria para resolver esta sobrecarga de trabajo de la plantilla, que está formada por 2.000 trabajadores.

A pesar de las dos rondas de negociaciones que se llevaron a cabo el miércoles y viernes pasados, la compañía y los trabajadores no llegaron a un acuerdo. Los trabajadores de la aerolínea ponían como condición para desconvocar los paros que la plantilla pase a tener contratos indefinidos y "estabilidad" de horarios. Según la UGT, el acuerdo fue imposible a causa de la posición de la dirección de Iberia, "que se ha limitado a emplazar la problemática que vive la plantilla de Barcelona a la negociación del XXI convenio colectivo" en el mes de septiembre.

Desde el Govern, sin embargo, no lo ven todo perdido. Ayer mismo, el conseller de Treball, Afers Socials i Famílies, Chakir el Homrani, afirmaba que el acuerdo entre Iberia y los representantes de los trabajadores "está muy cerca". Según el conseller, la mediación seguirá con encuentros "en los próximos días" y espera que las reuniones "ayuden a desencallar el problema" para evitar "una huelga este fin de semana". Parece, pues, que todavía hay esperanza.

Vueling, la incógnita

Las cosas con Vueling no están claras. La compañía ya encadena unas cuantas semanas de retrasos y cancelaciones, pero no da ninguna explicación de los motivos de la deficiencia del servicio. A pesar de las quejas de los usuarios, que se han hecho públicas principalmente por Twitter, desde la aerolínea no han explicado el problema real. Las lluvias torrenciales de la semana pasada ya provocaron que más de 14.000 pasajeros no pudieran tomar su vuelo y hasta finales de semana la compañía no había conseguido reubicar a todos los usuarios. Una situación que la aerolínea atribuye al temporal y que desde el Ayuntamiento y la Generalitat no consideran normal.

Las teorías de que pasa con Vueling son muy diversas: mientras que algunos apuntan a una posible huelga encubierta, otros culpan las estrategias de la aerolínea de vender más billetes de los que tienen por vuelo, lo que ocasiona un overbooking difícil de reubicar después. Con todo, la compañía no ha confirmado ninguno de los rumores ni ha dicho si la situación de retrasos y cancelaciones de vuelos va a durar todo el verano. Ante la duda, el Ayuntamiento de Barcelona ya ha exigido a la compañía que "salga a dar explicaciones", pues la situación de cancelaciones y retrasos no se puede normalizar y ha pedido a la aerolínea "máxima transparencia y diligencia". Hay que tener en cuenta que Vueling opera casi el 60% de los vuelos del aeropuerto de El Prat, por lo que desde el Ayuntamiento están "preocupados", ya que están en juego "la imagen y la reputación" de Barcelona y también los derechos básicos de los usuarios.

Por su parte, los pilotos de Vueling firmaron hace unos días un preacuerdo de convenio colectivo con la compañía aérea. Después de más de un año de negociaciones y varias huelgas convocadas entre los meses de abril y mayo, parece que hay voluntad de negociación.