El euro está en peligro. La confianza de los inversores alemanes ha vuelto a bajar este mes de agosto y todo indica que Alemania se vierte hacia una recesión económica. Se trata de una confianza que no estaba tan baja desde hace una década, según ha publicado el instituto de análisis ZEW. El caso es que el país comandado por Olaf Scholz ya estancó su Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre del 2022 y todo indica que no tendrá buenos resultados ni en el tercero ni en el cuarto trimestre. Los analistas económicos esperaban, pues, que se produjera un estancamiento de la economía; ahora ya queda claro que el motor económico de Europa sufrirá después del verano.

Uno de los investigadores de ZEW y responsable de esta encuesta, Michael Schröder, ha asegurado que la conclusión del estudio queda clara porque "los expertos del mercado financiero esperan una nueva caída en el ya débil crecimiento económico de Alemania". Según él, la elevada inflación y los costes adicionales esperados para la calefacción y la energía llevan a una disminución del consumo privado. Y ha añadido que "contrariamente, las expectativas para el sector financiero están mejorando debido al supuesto aumento adicional de los tipos de interés a corto plazo".

El estudio calcula que, con respecto al corto plazo, a la banca las cosas le irán un poco mejor. Pero señala que el aumento de los costes financieros, con nuevas subidas de tipo de interés cuándo finalice la etapa estival, afectará a la inversión empresarial. Así pues, la recesión alemana parece inevitable durante la segunda mitad de este año porque el impacto de los precios altos de la energía en las viviendas y la industria entrarán en vigor.

Bajar los impuestos para hacer frente a la inflación

Por otra parte, la semana paso el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, anunció que Alemania bajará 10.000 millones de euros de impuestos para hacer frente al alto coste de la vida. Se llamará Ley de Compensación de la Inflación. Así, socialdemócratas, verdes y liberales esperan poner en marcha este descuento en el 2023, que dicen que beneficiará 48 millones de personas ante los niveles récord de inflación que vive el país.

Tal como explicó Lindner, la medida implica subir el límite a partir del cual se aplica el impuesto máximo sobre la renta (un 42%) y destinar más dinero a las ayudas para las familias. Además, el proyecto prevé incrementar el umbral de renta libre de impuestos de los 10.347 euros anuales a 10.632 euros en el 2023 y a 10.932 euros en el 2024. El plan todavía no se ha consensuado con el resto de partidos que forman la coalición de gobierno.