Nadie dentro del club lo reconoce abiertamente, pero el cierto es que, cada vez que juega, Samuel Umtiti pone de manifiesto que su rodilla no está en plenas condiciones. Este jueves, y quizás pensando en la hipotética final del domingo, Ernesto Valverde situó al central francés en el eje de la defensa, sustituyendo al titular desde hace dos temporadas en esta posición, Clément Lenglet. El '23' blaugrana no firmó una mala actuación -ninguno de los goles encajados fue culpa suya-, pero sí que evidenció que alguna cosa no funciona. Y ya hace muchos meses que la situación no avanza.

El Mundial más caro de la historia

Umtiti llegó al Barça el año 2016 de la mano de Robert Fernández y, en pocas semanas, se convirtió en un titular indiscutible. Después de la retirada de Carles Puyol, el Barça había buscado una pieza titular para acompañar a Gerard Piqué en el eje de la defensa, pero la aportación de hombres como Jéremy Mathieu, Thomas Vermaelen o Javier Mascherano -eterno parche- fueron decepcionantes. Entonces apareció Umtiti, proveniente del Lyon, y muy pronto se convirtió en un referente dentro del vestuario y uno de los jugadores a más queridos para la afición. En su primer curso en el Camp Nou disputó un total de 43 partidos, una cifra que nunca más volvería a alcanzar. Y todo por culpa de una lesión de la cual todavía no se ha recuperado.

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Las cosas se torcieron durante la temporada 2017/18, en el primer curso de Ernesto Valverde en can Barça. Umtiti, con una cláusula de sólo 60 millones de euros, empezó a forzar la máquina y, utilizando una teórica oferta del Manchester United, consiguió una renovación millonaria. Su ampliación de contrato, sin embargo, coincidió con la aparición de unas molestias en el cartílago de la rodilla izquierda. Unas molestias que, dos años después, todavía no han desaparecido.

Los médicos del Barça aconsejaron al jugador que se operara, pero él, en cambio, decidió llevar a cabo un tratamiento conservador en Catar. El motivo, nadie lo escondía, era muy claro: poder jugar el Mundial de Rusia que su selección acabaría ganando. Umtiti triunfó -anotó un gol decisivo en la semifinal contra Bélgica-, pero el precio a pagar ha sido su carrera. Aquel curso jugaría 40 partidos, una cifra nada desdeñable pero que fue el inicio del final.

Lenglet le gana la partida

El curso pasado Umtiti sólo jugó 15 partidos. El '23' inició el curso como titular, pero su fragilidad física y sus constantes molestias, sumadas a la aparición espectacular de Lenglet, fichado del Sevilla, lo dejaron en el banquillo muy pronto. La dinámica en el Camp Nou, además, se trasladó a la selección francesa, donde pasó a ser una pieza prescindible. El jugador que ocupó su lugar en el conjunto nacional, además, fue el mismo que le quitó la posición en el Barça: Lenglet. Mientras Valverde reconocía en varias ruedas de prensa que no podía ofrecer detalles sobre el estado físico de Umtiti, el futbolista iba perdiendo crédito progresivamente.

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Y así se ha llegado a la situación actual. Umtiti no es titular y cuando juega evidencia una alarmante falta de agilidad y cintura. El buen trato de pelota y posicionamiento, cómo es lógico, todavía lo tiene, pero como cualquier otro futbolista del planeta acusa la falta de continuidad. Y mientras tanto, Lenglet enamora a los culés por su elegancia y sobriedad.

Umtiti hizo una apuesta y probablemente le ha salido mal, pero el Barça también tiene motivos para preocuparse. Sin ser titular, el francés es uno de los jugadores mejor pagados de la plantilla y, viendo que su rodilla sigue sin responder, la posibilidad de un traspaso parece remota. En can Barça hay un elefante en la habitación y, por mucho que nadie hable de él, es evidente que tarde o temprano habrá que afrontar la realidad.