El Real Madrid vive uno de los momentos más delicados de la temporada. Tres tropiezos consecutivos en LaLiga han borrado de un plumazo la ventaja lograda tras el Clásico. El empate ante el Girona, un rival en puestos de descenso, ha terminado de encender todas las alarmas. Y lo peor es que no ha sido un accidente aislado. El equipo solo ha ganado uno de los últimos cinco partidos. El estado de preocupación es máximo.

La presión recae por completo sobre Xabi Alonso. El entrenador ha pasado de ser el gran artífice del impulso del equipo a convertirse en el señalado por la directiva. Dentro del club ya no hay margen para excusas. Los empates ante Rayo Vallecano, Elche y Girona, sumados a la derrota en Anfield, han colocado al técnico en una situación límite. La sensación es clara: el proyecto ha perdido rumbo. El juego no fluye. La intensidad tampoco. Y la confianza se ha desplomado.

Real Madrid

Los nervios crecen en la cúpula del Real Madrid

En los despachos del Santiago Bernabéu lo tienen claro. Florentino Pérez ha emitido un mensaje que retumba por todo el club: es el último aviso. Un auténtico ultimátum. Xabi Alonso se la juega en los próximos partidos. La continuidad del entrenador ya no depende de discursos ni explicaciones. Depende exclusivamente de los resultados. Los máximos responsables creen que la deriva deportiva amenaza con dinamitar toda la temporada.

El calendario no ayuda. Y eso agrava la tensión. El primer examen será el más duro de todos. El Madrid visita San Mamés, un estadio que históricamente complica la vida a los blancos. Allí le espera un Athletic Club intenso, aguerrido y que ve el partido como una oportunidad perfecta para rematar al técnico. Xabi Alonso lo sabe. Una derrota podría ser definitiva. El propio vestuario siente ese ambiente de final anticipada.

Xabi Alonso Europa Press

Tres partidos clave para enderezar la situación

Pero el sufrimiento no acaba en Bilbao. Después llegará el duelo ante el Celta de Vigo en el Bernabéu. Un partido donde no bastará con ganar. La afición exige una reacción real, un cambio visible en actitud y en juego. No valdrán victorias agónicas ni imágenes pobres. El Madrid necesita autoridad, carácter y un golpe sobre la mesa que apague dudas.

La última prueba será quizá la más explosiva. La visita del Manchester City. Un equipo herido, irregular, pero peligrosísimo cuando huele sangre. Los de Guardiola podrían convertirse en el juez final. Un mal resultado en ese encuentro dejaría a Xabi Alonso sin argumentos. Y a la directiva, sin paciencia.