El Real Madrid vive un momento crítico. Este miércoles, nueva derrota ante el Manchester City. El choque en el Bernabéu agravó el problema que viene desde hace semanas. Los blancos ya suman seis pinchazos en los últimos ocho partidos. El Madrid empezó bien, se adelantó con Rodrygo, pero se desinfló rápido. El City no necesitó brillar. Solo esperar. Solo castigar errores. Ganó 1-2 sin forzar. Y dejó al Madrid tocado. La buena noticia: el equipo mantiene intactas sus opciones de clasificarse entre los ocho primeros y acceder directamente a los octavos de final.
Mientras tanto, Xabi Alonso salvó el cuello. Y lo salvó porque el Madrid recuperó, por momentos, una versión muy parecida a la que dejó Carlo Ancelotti. Bloque bajo. Contraataque. Pocas florituras. Un estilo pragmático, casi de supervivencia. Esa mejora de actitud fue suficiente para que la directiva no activara la destitución. Pero el técnico sabe que ha ganado tiempo, no tranquilidad.

Jude Bellingham sigue lejos de su mejor versión
A pesar de la mejora de imagen, el partido dejó algunos señalados. Uno de ellos fue Jude Bellingham. El inglés volvió a jugar como si le faltara aire. Como si no encontrara su sitio. Y eso desespera al cuerpo técnico. Comenzó más retrasado, cumplió. Pero en cuanto adelantó su posición, desapareció. No generó juego. No llegó al área. Y su única ocasión la mandó a las nubes. Un año atrás, esa ocasión era gol seguro.
Para Xabi Alonso, Bellingham ha pasado de solución a problema. No encuentra posición para él. Ni mediapunta. Ni interior. Ni falso nueve. En todas flota la misma sensación: menos gol, menos influencia, menos claridad. Sin ir más lejos, el año pasado a estas alturas, el británico había jugado 18 poartidos en los que había anotado 6 goles y repartido 5 asistencias. Este año suma 23 apariciones, pero se queda en 5 goles y 4 asistencias. Y lo que es peor, el equipo no consigue construirse alrededor de él, como sí lo hizo con Ancelotti.
Los compañeros empiezan a notarlo. Algunos ya comentan que el equipo “se parte” cuando Bellingham no se adapta al plan. Otros creen que debería descansar. Otros, incluso, que debería retrasar su posición de manera definitiva. El debate crece. Y eso genera ruido.

Bellingham preocupa en el vestuario y en los despachos
Ese ruido ha llegado al despacho presidencial. Florentino Pérez, según fuentes internas, está cada vez más preocupado. No solo por el rendimiento del inglés. También por lo que significa: que una de las grandes apuestas estratégicas del club no está funcionando. Y que el proyecto deportivo podría necesitar un giro tan doloroso como inesperado.
En el Madrid, ya nadie descarta escenarios que hace meses parecían imposibles. Si la tendencia sigue a la baja, la venta de Bellingham, un día intocable, podría explorarse. Porque liberaría presión. Y porque permitiría reconstruir de nuevo. Todo depende de Xabi, o de quien venga si él cae. Depende de que sean capaces de recuperar al jugador y devolverlo al nivel que deslumbró a Europa. Pero el tiempo corre. Y con él en el campo, el Madrid parece a veces que juegue con 10.