Rafa Nadal barre al joven Stefanos Tsitsipas (6-2 y 6-1) para ganar su undécimo Barclona Open Banc Sabadell, el tercero consecutivo. Nadal sólo ha necesitado una hora y dieciocho minutos para apuntarse su 77º título, después del Masters 1000 de Montecarlo, en su victoria número 401 sobre tierra batida.

Una clase

Tsitsipas ya aseguró después de conocer que se jugaría el título con Nadal que la final sería "una clase gratis". El tenista balear, leyenda viva del tenis y dominador de la tierra, llegaba a la última ronda del torneo después de encadenar 44 sets sin perder sobre su superficie preferida.

La victoria de Tsitsipas, a sus 19 años, suponía haber eliminado cuatro cabezas de serie sin perder ningun set: Diego Schwartzman, Albert Ramos, Domici Thiem y Pablo Carreño. Su nombre ya sonaba con fuerza cuando se convirtió en el mejor jugador júnior. Ahora, la ATP ya sabe que tiene una estrella entre manos después de su primera final.

El inicio del tenista griego ha sido una demostración de intenciones: juego en blanco desde el servicio. La lluvia que mojaba la pista central obligaba a detener la final unos minutos. El descanso ha catapultado a Nadal. El balear ha empezado a sentirse cómodo con su derecha y ha encadenado cinco juegos, incluyendo dos breaks en blanco.

Tsitsipas ha parado la tormenta gracias a su revés a una mano y a un error puntual de Nadal en una pelota que ha rozado la línea. Desde el servicio, el manacorense ha cerrado el primero set en 40 minutos. 6-2. El griego, en un abrir y cerrar de ojos, se veía obligado a levantar una final contra el tenista más competitivo de los últimos tiempos. Su tenis había quedado reducido a migajas por la voracidad de un Nadal que se agigantaba cuando abandonaba el fondo de pista.

Números de época

El segundo sete se ha convertido en un dolor de cabeza para Tsitsipas, que parecía darle vueltas a cada error. El primer break buscaba solucionar la final por la vía rápida. Nadal tenía prisa para cerrarla. El paso de los puntos reforzaban su aureola de indestructible. Cada vez más completo. Y por el camino consolidaba la rotura con un juego en blanco.

La derecha de Nadal se enganchaba a las líneas y su revés superaba Tsitsipas cuando subía a la red buscando soluciones sobre la marcha. El joven griego se aferraba al servicio, una de sus mayores certezas, pero el mejor tenista del mundo está diseñado para superar cualquier obstáculo. El segundo break, en el tercer juego, ponía fecha de caducidad a la final.

La gente ya se preparaba para celebrar el título mientras a Nadal no se le agotaba la batería. El 4-0 desanimaba a una parte del público, que buscaba exprimir al máximo su entrada. Tsitsipas tenía claro que tenía que maquillar el resultado porque ya había renunciado a sobrevivir.

El 4-1 de Tsitsipas, gracias a su derecha y su servicio, no ha servido para cambiar nada. El desenlace estaba escrito. El padre y entrenador del griego veía desde la grada como su hijo no tenía argumentos para contrarrestar los infinitos recursos de Nadal, todos desplegados sobre la pista que lleva su nombre.

Nadal ha conservado su servicio para fundir a Tistispas, que regalaba tres pelotas de partido con un doble falta. En la tercera ha caído el 55º título del balear sobre tierra.