El PSG vuelve a mirar al Real Madrid y esta vez apunta directo al corazón del Bernabéu. El nombre que aparece subrayado en rojo en París es el de Eduardo Camavinga, un futbolista que llegó para marcar época en Chamartín pero que, con Xabi Alonso, todavía no ha encontrado ese papel protagonista que muchos daban por hecho.

La realidad es que Camavinga vive en una especie de limbo. No es suplente fijo, pero tampoco indiscutible. Juega, sí, pero no siempre donde quiere ni como se esperaba. Interior, pivote, lateral izquierdo, demasiadas funciones para un jugador llamado a ser un crack mundial. En el Madrid confían en él, pero el tiempo pasa y la explosión definitiva no termina de llegar.

Camavinga no termina de despegar con Xabi Alonso

Xabi Alonso valora su talento, su físico y su capacidad para adaptarse, pero también le exige más peso en los partidos grandes. Camavinga sigue siendo útil, incluso importante en tramos concretos, pero no ha dado ese paso adelante que convierta su nombre en intocable. Y eso, en el Real Madrid, siempre genera ruido.

Eduardo Camavinga Real Madrid
Eduardo Camavinga Real Madrid

Desde Francia observan la situación con atención. El PSG sigue convencido de que Camavinga es un futbolista diferencial que necesita confianza, continuidad y un rol claro. Y ahí entra Luis Enrique. El técnico asturiano cree que puede convertirlo en el eje de su centro del campo, darle galones y construir a su alrededor un proyecto ambicioso, con París como escenario principal.

El PSG aprieta y el Bernabéu tiembla

En el Real Madrid no quieren ni oír hablar de su salida. Camavinga es joven, tiene contrato y representa el perfil de jugador sobre el que se ha construido el nuevo Madrid. Pero también saben que el mercado manda. Si el PSG aparece con una oferta descomunal, de esas que superan los 80 o incluso los 100 millones, la conversación cambiará. La operación sería especialmente dolorosa por el contexto. Ver a Camavinga marcharse a París y triunfar de la mano de Luis Enrique sería un golpe duro para el orgullo blanco.

Camavinga, por su parte, guarda silencio. Quiere triunfar en el Real Madrid, pero también quiere sentirse protagonista. No descarta nada si el rol sigue siendo secundario. París le ofrece minutos, liderazgo y un proyecto hecho a su medida. En Chamartín saben que este verano puede ser clave. O Camavinga se consolida definitivamente, o el PSG puede ejecutar uno de esos fichajes que escuecen durante años. Porque perderlo no sería solo una venta más. Sería admitir que una joya se escapó antes de brillar del todo.