Pau López no ha sido el héroe de la victoria del Betis en el campo del Espanyol, su exequipo, pero sí se ha convertido en el protagonista indirecto del duelo. Entre parada y parada, el portero catalán ha vivido un auténtico calvario que ha durado 90 minutos. Pitos y gritos constantes en un estadio que ahora parece que ya no es su casa.

Nueve temporadas vistiendo la camiseta del Espanyol, con una cesión al Tottenham, y finalmente la temporada pasada decidió cambiar de aires. El portero de la Garrotxa no quiso renovar con su club de toda la vida y buscó en Sevilla, y con los colores del Betis, un futuro diferente y con competición europea.

Este gesto, sin embargo, fue considerado como un desprecio. Y en el retorno al RCDE Stadium su exafición le ha dedicado muchos insultos e, incluso, unos inadmisibles gritos de "Pau, muérete".

Los principales responsables de los gritos estaban de la zona de la Grada Canito, que al final del partido han recibido el saludo irónico del mismo Pau desde el césped y el gesto clásico para pedir a callar.