Durante los últimos años el mundo del fútbol ha visto cómo progresivamente un gigante incontrolable se ha ido introduciendo en sus estructuras hasta cambiar los ingresos de los equipos profesionales y de las grandes competiciones. Las grandes casas de apuestas y las empresas del mundo del juego han impregnado estadios, camisetas y los bolsillos de todas las entidades del mundo del deporte, especialmente, del universo futbolístico. Con la entrada del nuevo Gobierno se espera un cambio.

Este auge, hasta ahora discretamente regulado, se ha apoderado de todo y es extraño no ver un acontecimiento deportivo que tenga como patrocinador una casa de apuestas. Un ejemplo muy claro lo encontramos en la Liga Santander. Casi todos los equipos de la Primera División española cuentan entre sus patrocinadores con una casa de apuestas, incluido el Barça, y sólo se salva la Real Sociedad.

La entrada del nuevo Gobierno parece que pondrá fin a esta tendencia. El nuevo ministro de consumo, Alberto Garzón (Unidas Podemos), con competencias sobre el juego, ha propuesto ya un proyecto de ley que romperá la dinámica que se había seguido los últimos años. La nueva ley que quiere aprobar el gobierno entrante tiene como premisa clave restringir la publicidad de las casas de apuestas a un nivel similar a la que tiene el tabaco, de manera que no se puedan anunciar acontecimientos deportivos. El anteproyecto de ley también contempla limitar la aparición de estas empresas a las camisetas de los clubs y restringir la aparición de grandes personalidades del deporte como representantes de estas marcas.

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EFE

De aprobarse la ley, a buen seguro que supondría un cambio de paradigma para los presupuestos de los clubs, ya que el mundo del juego desaparecería del todo, o casi, de las competiciones deportivas. Veremos como afecta esta legislación pensada para luchar contra la ludopatía.