El FC Barcelona ya piensa únicamente en el partido de este sábado frente al Alavés. Un partido a priori asequible, pero en el que los azulgrana necesitan la victoria para seguir presionando al Real Madrid en la clasificación, al que tienen a un punto.

No obstante, lo que ocurrió el pasado martes en Stamford Bridge todavía trae cola. Un partido que tuvo varios protagonistas negativos. Y entre ellos, Lamine Yamal. El joven extremo protagonizó uno de sus peores encuentros desde su debut con Xavi Hernández. Su actuación dejó a muchos compañeros y técnicos sorprendidos, pero no por su creatividad o desborde, sino por su pobre papel. 

Lamine Yamal Chelsea Barca
Lamine Yamal en el Chelsea-Barca

Lamine Yamal, ausente en defensa

Durante el partido, Yamal apenas apareció en los momentos clave. Sus desplazamientos eran lentos, no presionaba al rival y cometía errores en pases que normalmente controla con facilidad. Algunos compañeros notaron incluso que parecía más preocupado por la molestia física en el pubis que viene arrastrando que por el juego colectivo. Sin embargo, su actitud pasiva terminó por molestar profundamente a los líderes del vestuario. Y también los aspavientos que dejó ir en varias fases del partido, como exigiendo a sus compañeros.

El vestuario azulgrana explotó tras el pitido final. Los capitanes, tanto oficiales como oficiosos, no dudaron en llamarle la atención. Su rendimiento fue criticado con dureza: no defendía, no se ofrecía y parecía desconectado del partido. Lo que más enfadó no fue que no fue capaz de superar a Marc Cucurella en todo el partido, sino que apenas presionaba en la salida del rival, dando espacio y tiempo a los rivales para que hicieran y deshicieran. La bronca fue una mezcla de preocupación y enfado: un jugador con tanto talento no puede permitirse estas faltas de disciplina en defensa.

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Lamine Yamal EFE

Los pesos pesados exigen más a Lamine Yamal

Esta situación no es nueva para Lamine. Ya había tenido problemas similares en partidos de alta exigencia, como el Clásico, donde su falta de compromiso defensivo también levantó críticas dentro del equipo. Los capitanes han intentado repetidamente guiarle y recordarle que no basta con ser considerado uno de los mejores jóvenes del mundo; también debe demostrarlo sobre el césped, especialmente en partidos grandes o decisivos.

Los jugadores reconocen el talento extraordinario de Yamal, pero advierten que su actitud y concentración son ahora tan importantes como su habilidad técnica. Y si no cambia, la paciencia se agotará. Es fundamental que vuelva a aportar en defensa, participe en el juego colectivo y recupere esa electricidad y desparpajo que tantas veces ha mostrado en la élite.

La dirección técnica también sigue de cerca la situación. Flick entiende que la juventud y las molestias físicas pueden afectar el rendimiento, pero no está dispuesto a tolerar que estas circunstancias se traduzcan en un desfase colectivo. La disciplina y la actitud en los entrenamientos y partidos son esenciales para mantener la competitividad del Barça.