El 3-0 de Stamford Bridge no fue solo un resultado duro para el Barça. Fue un aviso. Un recordatorio de que hay nombres que necesitan reaccionar si el equipo quiere competir al máximo nivel. Y uno de esos nombres es Jules Koundé. Su rendimiento en Londres volvió a generar preocupación en el club y en los analistas deportivos.
Desde el primer minuto, quedó claro que la defensa del Barça sufría. La banda derecha se convirtió en un punto débil, donde la presión era insuficiente y las coberturas llegaban tarde. La falta de intensidad del francés hizo que los rivales encontraran espacios con facilidad.

El problema de Jules Koundé ha ido de menos a más
El primer gol del Chelsea fue un ejemplo claro. Koundé no anticipó, llegó tarde a la cobertura y dejó a su equipo expuesto. Los periodistas destacan que esta irregularidad no es nueva. Fernando Sanz apuntó: “Ya no aporta firmeza ni contundencia. Cada error suyo deja al equipo vulnerable”. Los errores se repiten contra grandes rivales y también frente a equipos más modestos, mostrando una preocupante falta de consistencia.
No todo es físico; la cuestión también es mental. Desde el inicio de la temporada, Koundé arrastra dudas en su toma de decisiones y en su concentración. La velocidad, potencia y agresividad que mostró en sus mejores momentos han disminuido, afectando al bloque defensivo. El equipo entero nota la pérdida de claridad táctica y liderazgo.

Toque de atención de Flick
Ante esta situación, Hansi Flick ha decidido actuar. El mensaje interno es que debe cambiar. Se le ha transmitido la necesidad de recuperar su nivel habitual. La exigencia es máxima porque, mientras Koundé no recupere su mejor versión, el Barça seguirá pagando las consecuencias. No se trata solo de un partido, sino de una tendencia que amenaza la estabilidad colectiva.
Las críticas también se han visto en los medios, lo que refleja la alarma que hay en torno al jugador. Se habla de desconexión, errores y falta de intensidad como los principales problemas que Koundé debe corregir de inmediato. Flick sabe que necesita al mejor Koundé para que el equipo funcione como espera.