El FC Barcelona tiene un nuevo frente abierto. Y se llama Jules Koundé. El francés atraviesa un momento delicado, muy lejos del nivel que mostró la pasada temporada. En el club hay preocupación. En el cuerpo técnico, también. Y las señales de alerta no son nuevas: el problema es real, y el Barça ya dio una primera pista con dos castigos silenciosos.
El primero fue deportivo. Hansi Flick decidió dejarlo en el banquillo en las dos primeras jornadas de LaLiga, ante Mallorca y Levante. No fue por descanso. Tampoco por rotaciones. Fue por rendimiento. En su lugar jugó Eric García, que cumplió con creces en el lateral derecho. Aquello pasó desapercibido entonces, pero hoy se interpreta como una advertencia.

Jules Koundé preocupa en el Barça
El segundo castigo fue interno. Según fuentes cercanas al vestuario, el cuerpo técnico detectó falta de actitud y problemas de concentración. Koundé, que siempre ha sido meticuloso en el trabajo, habría relajado su exigencia en los entrenamientos. Y eso, en el Barça actual, se paga caro.
En el Santiago Bernabéu, el francés volvió a ser titular, pero su rendimiento dejó mucho que desear. Vinícius le ganó cada duelo. El gemelo derecho, tocado desde el derbi ante el Girona, le condicionó durante todo el encuentro. El lateral azulgrana sufrió, perdió confianza y acabó desbordado. La defensa del Barça, que está notando demasiado la ausencia de Iñigo Martínez, se vino abajo.
No fue un caso aislado. Ante el Girona, días antes del Clásico, ya se le había visto inseguro y lento en la cobertura. No es el mismo jugador que hace unos meses imponía respeto y marcaba diferencias. Su solidez, una de las claves del equipo campeón de Copa, se ha diluido.

Las estadísticas reflejan el bajón
Los números confirman la caída. Según datos oficiales de LaLiga, Koundé ha pasado de promediar 79 toques por partido a 65,9. De 50 pases precisos por encuentro a 43,6. También ha bajado en recuperaciones (de 3,3 a 2,3) y en despejes (de 1,8 a 1,4). Son detalles que, en un contexto exigente, revelan un descenso evidente en su impacto.
Flick lo considera un jugador clave, pero sabe que necesita reconstruir su confianza. En privado, el entrenador alemán ha insistido en que el lateral debe volver a ser “el Koundé de verdad”, el que se vacía en cada acción, el que no se esconde. El que decide partidos, como en aquella final de Copa donde marcó el gol que valió un título.
En el club preocupa que el jugador, con contrato hasta 2030, no esté rindiendo a la altura de lo esperado tras la renovación. Lo ven distraído, sin la chispa ni la energía de otras temporadas. Algunos incluso apuntan a que su frustración por no jugar de central pesa más de lo que parece.